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3 de junio de 2025 a las 05:05
Línea A cerrada: ¿Cómo moverte hoy?
La furia del cielo se desató sobre la Ciudad de México la tarde-noche del lunes 2 de junio, dejando a su paso un manto de agua que puso a prueba la infraestructura de la capital. Las intensas precipitaciones, que comenzaron como un suave murmullo y crecieron hasta convertirse en un rugido torrencial, tuvieron un impacto directo en el servicio del Metro, obligando a las autoridades a implementar medidas de emergencia en la Línea A.
El corazón del oriente de la ciudad, habitualmente vibrante con el flujo constante de pasajeros, se vio afectado por la suspensión parcial del servicio. La Línea A, vital arteria que conecta Pantitlán con La Paz, quedó truncada, ofreciendo servicio únicamente entre Pantitlán y Guelatao. Miles de usuarios que dependen de este medio de transporte para sus desplazamientos diarios se vieron obligados a buscar alternativas, enfrentándose a la incertidumbre y al desafío de navegar por una ciudad inundada.
La decisión de implementar el servicio provisional, aunque drástica, fue necesaria para garantizar la seguridad de los pasajeros. El agua, implacable en su avance, amenazaba con inundar las estaciones de Peñón Viejo, Acatitla, Santa Marta, Los Reyes y La Paz, poniendo en riesgo la integridad de las instalaciones y, sobre todo, la vida de los usuarios.
El Sistema de Transporte Colectivo Metro, consciente de las dificultades que esta situación generaba, informó a la población a través de sus redes sociales y altavoces en las estaciones afectadas. El hashtag #AvisoMetro se convirtió en tendencia, con usuarios compartiendo información, buscando alternativas y expresando su preocupación ante la contingencia. La solidaridad se hizo presente, con ciudadanos ofreciendo aventones y compartiendo rutas alternativas para ayudar a quienes se encontraban varados.
Las autoridades capitalinas, en coordinación con el Metro, activaron protocolos de emergencia para mitigar los efectos de las lluvias y restablecer el servicio lo antes posible. Brigadas de trabajadores se desplegaron para realizar labores de desagüe y limpieza en las estaciones afectadas, mientras que elementos de Protección Civil monitoreaban la situación para prevenir cualquier incidente.
La lluvia, aunque causante de esta interrupción, también sirvió como un recordatorio de la vulnerabilidad de la ciudad ante los embates de la naturaleza. Puso de manifiesto la necesidad de fortalecer la infraestructura y de implementar medidas preventivas para minimizar el impacto de futuras contingencias.
Para los usuarios del Metro, la tarde del lunes 2 de junio se convirtió en una jornada de paciencia y adaptación. La lluvia, que en otras circunstancias podría ser recibida con alivio, se transformó en un obstáculo que puso a prueba su capacidad de resiliencia. Sin embargo, en medio de la adversidad, también se hizo patente el espíritu solidario de los capitalinos, dispuestos a ayudarse mutuamente para superar las dificultades. La espera por el restablecimiento del servicio continúa, con la esperanza de que pronto la Línea A vuelva a latir con la fuerza y la vitalidad que la caracterizan. Mientras tanto, la ciudad se adapta, respira hondo y espera a que la tormenta pase.
Fuente: El Heraldo de México