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3 de junio de 2025 a las 14:25

Justicia para María Fernanda, embarazada y víctima de feminicidio.

La tragedia de María Fernanda Benítez ha conmocionado a Paraguay, dejando al descubierto una cruda realidad de violencia de género y abortos clandestinos. Una joven vida, llena de sueños y esperanzas, truncada brutalmente a los 17 años. Embarazada y desaparecida, el hallazgo de su cuerpo calcinado en un terreno baldío de Coronel Oviedo ha desatado una ola de indignación y dolor. El feminicidio, una lacra que sigue azotando a nuestra sociedad, se cobra una nueva víctima, dejando una profunda herida en la comunidad y en la conciencia colectiva.

Las investigaciones preliminares apuntan a un escenario desgarrador. Su pareja, Bernardo, y una amiga cercana se encuentran bajo la lupa de la justicia, sospechosos de estar involucrados en este horrendo crimen. La posible implicación de personas de su círculo íntimo añade una capa de perversidad al caso, generando aún más preguntas e incertidumbre. ¿Qué motivó semejante acto de barbarie? ¿Cómo pudieron traicionar la confianza de una joven vulnerable? Estas son las interrogantes que claman por respuestas.

El informe forense, a cargo del Dr. Pablo Lemir, revela detalles escalofriantes. La intoxicación por monóxido de carbono sugiere que María Fernanda estaba viva mientras era consumida por las llamas. Los golpes en la cabeza y las fracturas en el brazo derecho pintan un cuadro de violencia extrema, dejando entrever el sufrimiento que padeció antes de su muerte. El hecho de que estuviera embarazada de 12 a 14 semanas añade otra dimensión a la tragedia, arrebatándole no solo la vida a ella, sino también la posibilidad de un futuro para su hijo.

El testimonio del padre de María Fernanda, Leonardo Benítez, abre una nueva línea de investigación. Según compañeras de la víctima, María Fernanda y su novio habrían acudido a una farmacia donde se practican abortos ilegales. La posibilidad de que el aborto clandestino haya sido la causa de su muerte nos obliga a reflexionar sobre la precariedad del sistema de salud y la falta de acceso a servicios seguros de interrupción del embarazo. La desesperación, las amenazas y la confiscación de su celular, como relatan las amigas, dibujan un panorama de vulnerabilidad y coacción, dejando en evidencia la necesidad de políticas públicas que protejan a las mujeres en situaciones de riesgo.

La imagen de un padre buscando desesperadamente a su hija desaparecida, para luego encontrarla calcinada en un terreno baldío, es una escena que nos conmueve profundamente. El dolor de una familia destrozada por la violencia es un llamado a la acción. No podemos permitir que más mujeres sean víctimas de la violencia de género. Es imperativo que las autoridades actúen con celeridad y contundencia, para que se haga justicia y para que este caso no quede impune. Es necesario fortalecer las políticas de prevención y atención a las víctimas de violencia, así como garantizar el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva seguros y legales, para que ninguna joven tenga que recurrir a prácticas clandestinas que ponen en riesgo su vida. La memoria de María Fernanda debe ser un recordatorio constante de la lucha que debemos librar contra la violencia de género y por una sociedad más justa e igualitaria.

La investigación continúa, y esperamos que pronto se esclarezcan los hechos y se haga justicia. Mientras tanto, el caso de María Fernanda Benítez nos deja una profunda reflexión sobre la importancia de construir una sociedad donde las mujeres puedan vivir libres de violencia y donde sus derechos sean plenamente respetados.

Fuente: El Heraldo de México