La tranquilidad de la noche del 2 de junio de 2025 en la colonia Lázaro Cárdenas de Gómez Palacio, Durango, se vio abruptamente interrumpida por un acto de violencia que ha conmocionado a la comunidad. Una mujer de 70 años, tras una larga jornada laboral, regresó a su hogar en la calle Huitrón con la esperanza de descansar. Sin embargo, al entrar se encontró con una situación que jamás hubiera imaginado: su propio hijo, José Antonio, de 41 años, la esperaba con una furia desatada.

La chispa que encendió la ira del hombre fue una simple pregunta sobre una suma de dinero que la señora le había confiado por la mañana. Lo que debió ser una conversación familiar se transformó en una pesadilla. Los gritos resonaron en la vivienda, seguidos por un golpe en el brazo izquierdo de la anciana. El horror alcanzó su punto máximo cuando José Antonio, empuñando un cuchillo, lo colocó en el cuello de su madre, amenazándola de muerte. La escena, digna de una película de terror, obligó a la víctima a salir de su propia casa, aterrada y con el corazón latiéndole a mil por hora.

Presa del pánico y con una fuerte crisis nerviosa, la mujer de 70 años buscó refugio en la solidaridad de sus vecinos. Estos, conmovidos y alarmados por la situación, no dudaron en contactar al número de emergencias 911. La rápida respuesta de las autoridades fue crucial. Elementos de la Dirección de Seguridad Pública Municipal y Protección Ciudadana llegaron al lugar de los hechos para brindar apoyo a la víctima y escuchar su desgarrador testimonio, entre lágrimas y temblores.

Entre sollozos, la adulta mayor relató que esta no era la primera vez que sufría agresiones por parte de su hijo. El miedo, una constante en su vida, se había apoderado de ella. Con valentía, a pesar del terror que la embargaba, decidió denunciar a su agresor. Gracias a su testimonio, los agentes procedieron a la detención de José Antonio, quien fue trasladado a los módulos de prisión preventiva para quedar a disposición del Ministerio Público.

Ahora, José Antonio enfrentará cargos por violencia familiar y por cualquier otro delito que surja de las investigaciones. Este caso ha sacudido a la comunidad y ha puesto en relieve la importancia de denunciar cualquier tipo de violencia intrafamiliar. Las autoridades, conscientes de la gravedad de estos hechos, han reiterado su compromiso de brindar apoyo y protección a las víctimas, recordando que nadie debe vivir bajo el yugo del miedo y la violencia, especialmente en el seno del hogar, donde debería reinar el amor y el respeto. Se espera que este caso sirva como ejemplo y anime a otras víctimas a romper el silencio y buscar ayuda, demostrando que la justicia puede y debe prevalecer. La sociedad entera debe unirse para erradicar este tipo de violencia y construir un futuro donde la seguridad y la paz sean el patrimonio de todos, sin importar la edad o el vínculo familiar.