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3 de junio de 2025 a las 21:30

Federales a Proceso por Robo de Combustible

La sombra de la corrupción se cierne sobre la Guardia Nacional. Once elementos, encargados de proteger a la ciudadanía, han sido vinculados a proceso por un juez federal tras ser sorprendidos en flagrante delito de robo de combustible en Apaseo el Alto, Guanajuato. Un acto que no solo mancha el uniforme que portan, sino que traiciona la confianza depositada en ellos por la sociedad mexicana. Recluidos ahora en el Centro Federal de Readaptación Social Número 12, en Ocampo, Guanajuato, estos once individuos esperan su sentencia definitiva, un recordatorio palpable de que nadie está por encima de la ley, sin importar el rango o la institución a la que pertenezca.

El pasado 24 de mayo, una llamada alertó a las autoridades municipales de Apaseo el Alto sobre la presencia de personas custodiando una toma clandestina en la localidad de El Espejo, en los límites con Querétaro. Lo que descubrieron al llegar al lugar fue un escenario que sacude los cimientos de la seguridad nacional: once elementos de la Guardia Nacional, armas en mano, protegiendo un ilícito negocio de hidrocarburos. La escena, digna de una película de suspenso, revelaba una red de corrupción que se extendía hasta las entrañas de la institución.

Entre los detenidos se encuentran tres oficiales: dos tenientes y un subteniente. Provenientes de diferentes rincones del país – Loma Bonita, Oaxaca; Hidalgo; y Tenancingo, Estado de México – su participación en este delito plantea interrogantes sobre la posible existencia de una red de complicidades que trasciende las fronteras estatales. ¿Se trata de un caso aislado o la punta del iceberg de una problemática mayor? ¿Qué mecanismos de control fallaron para permitir que estos oficiales se involucraran en actividades delictivas? Estas son preguntas que exigen respuestas claras y contundentes por parte de las autoridades.

Los ocho agentes restantes, pertenecientes a la Escala Básica, provenían en su mayoría de Tlaxcala, con la excepción de uno originario de Uruapan, Michoacán. Jóvenes, en teoría, al servicio de la nación, se ven ahora envueltos en un escándalo que empaña su futuro y el de sus familias. ¿Qué los llevó a tomar este camino? ¿La necesidad económica? ¿La presión de superiores? ¿La falta de oportunidades? Las respuestas a estas interrogantes son cruciales para comprender las raíces del problema y prevenir futuros casos.

La vinculación a proceso de estos once elementos es un primer paso hacia la justicia. Sin embargo, la investigación debe continuar para desentrañar toda la red de corrupción que se esconde detrás de este robo de combustible. Es necesario identificar a los autores intelectuales, a los cómplices dentro y fuera de la Guardia Nacional, y a todos aquellos que se benefician de este ilícito negocio. Solo así se podrá enviar un mensaje claro de que la impunidad no tiene cabida en México.

Este caso nos obliga a reflexionar sobre la importancia de fortalecer los mecanismos de control y supervisión dentro de las instituciones de seguridad. La honestidad, la ética y el compromiso con la ley deben ser los pilares fundamentales de quienes portan el uniforme. La confianza de la ciudadanía es un activo invaluable que no se puede permitir que sea erosionado por la corrupción. El futuro de México depende de la integridad de sus instituciones y de la lucha inclaudicable contra la impunidad. La justicia, en este caso, no solo debe ser aplicada, sino que debe ser vista ser aplicada, para que sirva como ejemplo y disuasión para quienes se sientan tentados a seguir el mismo camino.

Fuente: El Heraldo de México