La tranquilidad en el sector ganadero mexicano se respira cada vez con más fuerza. Las medidas implementadas por la Secretaría de Agricultura en los últimos seis meses para combatir el gusano barrenador están dando frutos palpables, y no solo lo decimos nosotros, sino también las autoridades estadounidenses, quienes han reconocido el éxito de esta campaña. No se trata solamente de una disminución en los nuevos casos de contagio, sino de un impacto directo en la economía de las familias mexicanas, evitando aumentos de hasta dos dígitos en el precio de la carne, un alimento básico en nuestra dieta.

La construcción de la planta de producción de moscas de la fruta en Metapa, Chiapas, es un pilar fundamental en esta estrategia. No solo representa una importante inversión de 21 millones de dólares por parte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), sino que simboliza una colaboración binacional sin precedentes para erradicar esta plaga. Hay que considerar también los costos operativos de esta planta, que oscilarán entre los 100 y 120 millones de pesos anuales. Sumados a los 600 millones de pesos destinados a la campaña de contención, que incluye inspecciones, capacitaciones y otras medidas, se configura una inversión robusta que demuestra el compromiso con la sanidad ganadera.

Esta planta, que se prevé entre en funcionamiento este mismo año, tiene un alcance que va más allá de nuestras fronteras. Una vez superada la situación actual en México, se proyecta exportar las moscas estériles a países vecinos como Guatemala, Belice, Honduras y El Salvador, contribuyendo a la erradicación del gusano barrenador en toda la región. Es una visión a largo plazo que consolida a México como un actor clave en la sanidad animal a nivel regional.

Es importante aclarar que el ligero aumento en el precio de la carne no se debe a la presencia del gusano barrenador, sino a factores externos como la sequía que ha afectado tanto a México como a Estados Unidos, impactando en el tamaño del hato ganadero y elevando los costos de alimentación del ganado. Detener el flujo de ganado del sur del país, como algunos han sugerido, no es la solución. Al contrario, podría resultar en un aumento en el precio del kilo de carne de entre un 6.5% y un 13%, impactando directamente en el bolsillo de los consumidores.

La estrategia se centra en garantizar la seguridad del rebaño en movimiento. En los últimos seis meses, se han inspeccionado, revisado, fumigado y desparasitado más de 700 mil animales en los puntos de inspección establecidos a lo largo del país. Gracias a estas medidas, la carne circula de manera segura, garantizando el abasto necesario y previniendo la llegada del gusano barrenador al centro y norte del país. Detener el flujo de ganado no solo provocaría desabasto, sino que tendría un impacto negativo en la economía de miles de familias mexicanas.

La transparencia es fundamental en este proceso. Las estadísticas relacionadas con el gusano barrenador son públicas y accesibles para todos. Los datos revelan una caída promedio del 52% en los nuevos casos en todas las zonas afectadas desde el pico registrado a mediados de abril. En la zona norte de Chiapas y Tabasco, la más afectada, se ha observado una reducción significativa, pasando de 120 a 30 nuevos casos por semana. Un logro aún más destacable es que en seis meses no se ha registrado ni un solo caso en el centro y norte de México.

La zona de contención establecida en el Istmo de Tehuantepec ha sido clave en este éxito. Al ser la parte más estrecha del país, con un número limitado de carreteras que conectan el sur-sureste con el norte, se facilita el control del movimiento del ganado. Si bien se registraron cuatro casos fuera de esta zona, la rápida respuesta permitió controlarlos de inmediato, evitando su propagación.

Estos resultados fueron presentados a la secretaria de Agricultura estadounidense, Brooke L. Rollins, en una videoconferencia el pasado 27 de mayo. La funcionaria reconoció la colaboración y los resultados obtenidos, destacando la comunicación “frecuente y fructífera” entre los equipos de ambos países. Esta colaboración se ha materializado en reuniones presenciales, acuerdos estratégicos y la inversión para la planta de producción de moscas, demostrando un compromiso conjunto para proteger la salud del ganado y la economía de la región.