La calma de la noche culiacanense se vio brutalmente interrumpida la noche del lunes. La aparente tranquilidad de la colonia Gabriel Leyva, al norte de la ciudad, se transformó en escenario de un violento ataque contra agentes de la Policía Municipal. La escena, frente a una clínica privada, parecía sacada de una película, pero la realidad superó la ficción: una patrulla clonada, con los colores y códigos de la Policía Estatal Preventiva, se detuvo frente al acceso principal. De ella descendieron individuos con uniformes apócrifos, sembrando el terror con ráfagas de armas largas dirigidas directamente a la unidad municipal que resguardaba el área.

El estruendo de las balas rompió el silencio de la noche, generando pánico entre vecinos, pacientes y personal médico de la clínica. La sorpresa fue total. La agresión, premeditada y ejecutada con una frialdad escalofriante. Los policías municipales, en medio del caos y la confusión, lograron repeler el ataque y, con una serenidad admirable dadas las circunstancias, solicitaron refuerzos a través del radio.

La respuesta de las autoridades no se hizo esperar. En cuestión de minutos, un enjambre de patrullas de diversas corporaciones, incluyendo fuerzas especiales, se movilizaron hacia la zona. La urgencia era palpable. Algunas unidades, en una muestra de la gravedad de la situación, circularon en sentido contrario por avenidas principales como Álvaro Obregón, cuyo tramo norte-sur funciona como par vial junto a Aquiles Serdán, con el objetivo de acortar el tiempo de llegada. Ciudadanos, testigos involuntarios de la escena, captaron en video el despliegue policial, material que rápidamente se difundió en redes sociales, alimentando la incertidumbre y la especulación.

La zona aledaña a la clínica, usualmente concurrida incluso en horas nocturnas, se convirtió en el epicentro de un intenso operativo. Patrullajes, inspecciones y filtros improvisados se sucedieron durante varios minutos, transformando la cotidianidad del sector en un escenario de tensión y zozobra. La parte norte de la ciudad, habitualmente vibrante, quedó sumida en una atmósfera de incertidumbre y miedo.

A pesar de la magnitud del evento, hasta el momento la información oficial es escasa. Tanto la Secretaría de Seguridad Pública del Estado como la Fiscalía General de Sinaloa mantienen un silencio hermético, sin emitir una versión oficial sobre el saldo del ataque. Sin embargo, versiones extraoficiales, que circulan con la velocidad propia de los rumores, indican la detención de al menos dos personas tras el operativo. Algunos videos, compartidos en redes sociales, muestran a dos hombres sometidos en el suelo, vistiendo ropa táctica similar a la utilizada por las corporaciones policiales. ¿Son estos los autores del ataque? ¿Quiénes son? ¿Qué los motivó? Las preguntas se acumulan, a la espera de respuestas oficiales que aclaren los hechos.

Este atentado resuena con mayor fuerza al ocurrir pocos días después de otro episodio violento en la misma clínica. El pasado viernes 30 de mayo, un hombre fue ejecutado en el interior del inmueble por un grupo armado. ¿Existe alguna conexión entre ambos sucesos? La coincidencia en el lugar despierta sospechas e interrogantes que las autoridades deberán investigar a fondo. La ciudadanía exige respuestas, claridad y, sobre todo, acciones concretas que garanticen la seguridad y la tranquilidad en las calles de Culiacán. La repetición de hechos violentos en un mismo lugar genera una profunda preocupación y la necesidad urgente de esclarecer los hechos y llevar a los responsables ante la justicia.