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3 de junio de 2025 a las 10:30

Echa raíces y crece.

Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha entrelazado su destino con el de los árboles. No son meros elementos del paisaje, sino símbolos poderosos que resuenan en lo más profundo de nuestra psique. Figuran en mitos y leyendas, en rituales sagrados y en las historias que nos susurran al oído desde la infancia. ¿Quién no recuerda la majestuosidad del viejo roble en la plaza del pueblo, testigo silencioso de generaciones, o el aroma a pino del bosque donde jugábamos de niños? Estos gigantes verdes, con sus raíces aferradas a la tierra y sus ramas buscando el cielo, nos conectan con algo ancestral, con la esencia misma de la vida.

Los árboles son mucho más que madera y hojas. Son guardianes de la memoria, refugios para el alma y fuentes de inspiración inagotable. Poetas, artistas y místicos han encontrado en su presencia una conexión con lo divino, una fuente de sabiduría ancestral que trasciende las palabras. Desde los druidas celtas que veneraban los robledales sagrados, hasta los monjes budistas que meditaban bajo la sombra de la higuera Bodhi, la historia de la humanidad está entrelazada con la de estos seres silenciosos y poderosos.

En este contexto, la Carrera del Día del Padre, que celebra su 44ª edición en 2025, cobra una dimensión especial. No se trata solo de una competición deportiva, sino de un acto de homenaje a la figura paterna y, al mismo tiempo, un compromiso con la preservación de nuestro patrimonio natural. El Bosque de Tlalpan, escenario de esta carrera, se convierte en un símbolo de la generosidad y la protección que asociamos con la figura del padre. Cada zancada, cada gota de sudor derramada en sus senderos, contribuye a la conservación de este pulmón verde, vital para la salud de nuestra ciudad.

La iniciativa de destinar las cuotas de inscripción al cuidado del Bosque de Tlalpan es un ejemplo inspirador de cómo el deporte puede convertirse en un motor de cambio social y ambiental. No solo se fomenta un estilo de vida saludable, sino que se promueve la participación ciudadana en la protección de nuestro entorno. El mantenimiento de senderos, la iluminación, el saneamiento y la reforestación son acciones concretas que garantizan la supervivencia de este espacio natural para las futuras generaciones.

Participar en la Carrera del Día del Padre es mucho más que correr 21 kilómetros. Es una oportunidad para conectar con la naturaleza, para honrar la figura paterna y para contribuir a la construcción de un futuro más sostenible. Es una forma de agradecer a los árboles por su silencioso servicio, por el oxígeno que respiramos, por la sombra que nos cobija y por la belleza que nos inspira. Es una invitación a seguir los pasos de aquellos que, a lo largo de la historia, han encontrado en los bosques un santuario de paz y sabiduría. Inscríbete, corre y forma parte de esta historia. El Bosque de Tlalpan te espera.

Fuente: El Heraldo de México