El reciente enfrentamiento entre Yankees y Dodgers, una reedición de la Serie Mundial, nos dejó con la miel en los labios. Los "Bombarderos del Bronx" lograron esquivar una barrida en Los Ángeles, un resultado que, de no haber sido así, hubiera sido un golpe durísimo para sus aspiraciones. Este choque siempre tiene un sabor especial, no solo por la historia que une a los Dodgers con Brooklyn, sino también por el peso económico de ambas franquicias. Los Dodgers, en particular, han invertido una auténtica fortuna en su nómina, y continúan buscando estrellas que fortalezcan su roster. La presencia de Aaron Judge, un auténtico titán californiano, añade un ingrediente extra a la rivalidad. Para Judge, enfrentar a los favoritos de la Liga Nacional en su tierra natal es un reto de gran envergadura, y la victoria conseguida por los Yankees alivia la presión que ejercen los Padres de San Diego, liderados por el explosivo Fernando Tatis Jr., en la lucha por la supremacía en el Oeste de la Liga Americana. Hablando de la División Oeste, pero esta vez de la Liga Nacional, un fiel lector nos comentaba su preocupación por el futuro de los Rockies de Colorado en Denver. Su pésimo récord de temporada tras temporada, sumado a la escasa asistencia de público al estadio, pintan un panorama desolador. Aunque recientemente hayan intentado animar las gradas con alguna promoción, ese 9-50 de marca no es solo lamentable, es una verdadera vergüenza para las Grandes Ligas…

Y como es habitual a principios de junio, las Grandes Ligas lanzaron su campaña "Pride", celebrando el mes de la inclusión. La publicación en redes sociales generó una avalancha de comentarios, tanto a favor como en contra, aunque con una ligera inclinación hacia las posturas críticas, cuestionando la pertinencia de la iniciativa. Quizá por la polémica generada, la MLB optó por pasar página rápidamente y centrarse en el "Lou Gehrig Day", con su mensaje de concienciación sobre la esclerosis lateral amiotrófica.

En otro orden de cosas, la "ciberpolicía" de Houston actuó con una rapidez sorprendente (casi como en un pequeño pueblo) para identificar al individuo que amenazó al pitcher Lance McCullers y a su familia, incluyendo a sus hijas menores. La situación se agrava cuando el autor de las amenazas alega haber actuado bajo los efectos del alcohol, "molesto por haber perdido una apuesta fuerte", y se ofrece a disculparse, como si eso pudiera borrar la gravedad de su delito. Lo más preocupante es que las autoridades reconocen un aumento significativo en las amenazas relacionadas con las apuestas deportivas, un fenómeno que no parece tener freno. ¿Llegaremos a lamentar el día en que el oscuro mundo de las apuestas se infiltró en el deporte?