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3 de junio de 2025 a las 10:28

Descuento 13%: ¿La razón?

La apatía electoral que se vivió el domingo, con una abstención histórica cercana al 90%, nos obliga a reflexionar sobre el estado actual de nuestra democracia. Si bien la presidenta celebra el día como “histórico”, la baja participación ciudadana es una señal de alarma que no podemos ignorar. Más allá de la victoria contundente de Sheinbaum, con un 60% de los votos y una aprobación cercana al 80%, la verdadera noticia es el escaso 13% de participación, un reflejo del desencanto y la desconexión entre la ciudadanía y el sistema político.

Diversos factores contribuyeron a este escenario desalentador. El primero, sin duda, es la complejidad del proceso mismo. La falta de claridad en la información, el desconocimiento de los candidatos y la confusa boleta electoral impusieron una barrera cognitiva para el votante promedio. Entender las implicaciones del voto, identificar a los candidatos y comprender el propósito de la elección requería un esfuerzo considerable, lo que llevó a muchos a optar por la abstención. Un proceso electoral debe ser accesible y comprensible para todos, y en esta ocasión, el diseño mismo del proceso desincentivó la participación.

La ausencia de los partidos políticos en la boleta también jugó un papel crucial. Los partidos, más allá de sus defectos, funcionan como brújulas para el electorado. Representan valores, intereses y una identidad política que facilita la toma de decisiones. Sin estas referencias, el votante se enfrenta a una avalancha de nombres desconocidos, sin la posibilidad de ubicarlos dentro de un espectro ideológico. Esta fragmentación de la información dificulta la elección y promueve la indiferencia.

La actuación de las autoridades electorales, percibida como sumisa y poco enérgica, también contribuyó a la desconfianza. La credibilidad en las instituciones es fundamental para una democracia sana, y la falta de una postura firme por parte de las autoridades genera dudas sobre la transparencia e imparcialidad del proceso.

El escenario post-AMLO presenta un nuevo desafío para la coalición gobernante. Sin la figura carismática de López Obrador, la unidad y la “mística” que caracterizaron al movimiento parecen haberse diluido. La baja participación podría ser un indicador de la dificultad para mantener la cohesión y movilizar al electorado sin la presencia del líder que los aglutinaba.

Finalmente, la estrategia de la coalición gobernante parece haberse centrado en movilizar únicamente a su base electoral más fiel, recurriendo a estructuras clientelares y conformándose con el voto duro. La previsibilidad de la alta abstención les permitió asegurar los cargos más relevantes sin necesidad de apelar a un electorado más amplio. Esta apuesta pragmática, si bien efectiva en términos de resultados, revela una preocupante desconexión con la ciudadanía y refuerza la percepción de un sistema político alejado de las necesidades reales del país.

En lugar de una "democratización de la justicia", el domingo asistimos a una disputa por el control de un Poder Judicial que nace debilitado. El panorama futuro se presenta complejo, con un posible caos judicial, dificultades para acceder a la justicia y conflictos internos dentro de la coalición gobernante. La abstención masiva es un llamado de atención que nos obliga a repensar el funcionamiento de nuestras instituciones y buscar mecanismos para reconstruir la confianza ciudadana en la democracia. El futuro de nuestro país depende de ello.

Fuente: El Heraldo de México