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3 de junio de 2025 a las 12:25

Descubre París en Polanco

La elegante avenida Campos Elíseos, serpenteando cual río a través del corazón de Polanco, nos susurra historias de un pasado donde las aguas del río homónimo nutrían la tierra. Su trazo, un eco del antiguo cauce, nos conecta con la rica historia de esta exclusiva zona de la Ciudad de México. Mucho antes de las boutiques de lujo y los restaurantes de renombre, la zona que hoy conocemos como Polanco era hogar de descendientes directos de Moctezuma. Imaginemos por un instante esos terrenos prehispánicos, palpitantes de vida y tradición. Tras la Conquista, la hacienda de San Juan de Dios de los Morales emergió, nutrida por las aguas del río Polanco, bautizado así en honor al erudito jesuita Juan Alfonso de Polanco, secretario del mismísimo San Ignacio de Loyola. Las crónicas nos hablan de extensos sembradíos de moras, destinados al cultivo del gusano de seda, pintando un cuadro de una hacienda próspera y productiva.

A lo largo de los siglos, la propiedad de la hacienda cambió de manos, pasando por figuras como Eduardo Cuevas Lascuráin, hasta la definitiva partición de los terrenos en 1920. Pero la transformación crucial, la que daría forma al Polanco que conocemos hoy, llegaría en 1938 de la mano de José G. de la Lama y Basurto. Su visión fraccionó el terreno, abriendo paso a la construcción de elegantes residencias y atrayendo a migrantes españoles, libaneses y judíos, quienes dejaron su huella indeleble en la arquitectura de la zona, un testimonio de su ascenso social y su búsqueda de un nuevo hogar.

El río Polanco, como tantos otros ríos de la ciudad, sucumbió al avance inexorable de la urbanización, cediendo su espacio a la majestuosa avenida Campos Elíseos. Su nombre, un homenaje a la icónica Champs Elysées parisina, evoca la elegancia y el glamour de la capital francesa. A lo largo de sus dos kilómetros, Campos Elíseos se despliega con gracia, conectando con el emblemático Paseo de la Reforma a la altura del Monumento a Bolívar, y extendiéndose hacia el noroeste hasta el Parque Líbano, un guiño a la Embajada del Líbano que se erige en sus inmediaciones.

Las cuatro glorietas que adornan la avenida, con sus fuentes y bancos originales de la década de 1930, son testigos silenciosos de la evolución de Polanco. Una de ellas, engalanada por la imponente escultura "El control de las fuerzas" de Juan Carlos Canfield, es popularmente conocida como la glorieta de los caballos.

Campos Elíseos, fiel reflejo de la zona que la alberga, se ha transformado en un epicentro comercial de renombre internacional. Boutiques exclusivas, restaurantes de alta cocina y una amplia gama de comercios con marcas de lujo se alinean a lo largo de la avenida, atrayendo a un público exigente y cosmopolita. La presencia de la sinagoga Bet Moshé, construida en 1983 en la calle de Tennyson, es un testimonio de la vibrante comunidad judía que ha encontrado su hogar en Polanco. Esta sinagoga, junto con otras tres en la zona, enriquece el tejido cultural y espiritual de este rincón único de la Ciudad de México. Así, Campos Elíseos se erige como un símbolo de la transformación constante, un espacio donde la historia y la modernidad convergen en una danza fascinante.

Fuente: El Heraldo de México