En el corazón de la Sierra Madre Occidental, a pocos kilómetros del bullicio turístico de Puerto Vallarta, se encuentra un oasis de sostenibilidad: Canopy River Park. No se trata simplemente de un parque de aventuras, sino de un testimonio vivo de cómo la visión y el compromiso de una comunidad pueden transformar un modelo económico depredador en uno que protege y celebra la naturaleza. Mi reciente visita a este lugar, guiado por la Directora de Turismo de Puerto Vallarta, Alejandra Cornejo, y los emprendedores locales Miguel Fregozo, Miguel Pulido y Fidel Cuevas, me dejó profundamente impresionado.

La historia de Canopy River es una historia de resiliencia y transformación. Donde antes la tala y la quema eran las únicas opciones de subsistencia para los ejidatarios de El Jorullo, hoy florece un modelo de ecoturismo que no solo genera empleos dignos para más de 320 familias, sino que también revitaliza la cultura local y protege el invaluable ecosistema de la región.

Imaginen el cambio radical: de la precariedad de la tala a la seguridad de un empleo que permite a padres de familia llevar sustento a sus hogares y ofrecer a sus hijos la oportunidad de un futuro mejor. Imaginen la satisfacción de los ejidatarios al ver que el respeto por la naturaleza no solo es posible, sino que también es rentable. Este es el poder transformador del turismo sostenible.

Canopy River Park va más allá de la simple oferta de emocionantes actividades como tirolesas, paseos a caballo y recorridos en vehículos todo terreno. Es un ejemplo inspirador de cómo la sostenibilidad se integra en cada aspecto del negocio. Desde la utilización de paneles solares para reducir la huella de carbono, hasta la implementación de programas educativos que concientizan a los visitantes sobre la importancia de la flora y fauna local, cada acción refleja un profundo compromiso con la preservación del entorno.

La labor de Canopy River no se limita a la conservación ambiental. Su impacto social es igualmente notable. El apoyo a la educación en las comunidades rurales, con cursos gratuitos de idiomas, música y ballet folklórico, siembra la semilla del desarrollo integral en las nuevas generaciones. Las campañas de limpieza comunitaria no solo embellecen el entorno, sino que también fortalecen el sentido de pertenencia y la responsabilidad colectiva hacia el medio ambiente.

Este enfoque holístico, que abarca la generación de empleo, la educación, la cultura y la conservación, convierte a Canopy River Park en un modelo a seguir para otros destinos turísticos. Demuestra que es posible conciliar el desarrollo económico con la protección del medio ambiente, creando un círculo virtuoso donde todos se benefician. Es una prueba fehaciente de que el turismo sostenible no es una utopía, sino una realidad tangible que puede replicarse y escalarse para construir un futuro más próspero y equitativo para todos.

La visión de Canopy River Park se alinea perfectamente con la estrategia de promoción turística de Puerto Vallarta, liderada por Alejandra Cornejo. Al destacar experiencias auténticas y sostenibles, como las que ofrece este parque, se atrae a un tipo de viajero más consciente y comprometido con la preservación del medio ambiente. Este tipo de turismo no solo beneficia a las comunidades locales, sino que también contribuye a la construcción de un mundo más responsable y respetuoso con la naturaleza.

La historia de Canopy River Park es una historia de esperanza y transformación. Es una invitación a repensar nuestro modelo de desarrollo y a apostar por un futuro donde la naturaleza y el progreso económico vayan de la mano. Es un recordatorio de que, con visión, compromiso y trabajo en equipo, podemos construir un mundo mejor para las generaciones presentes y futuras. Un mundo donde la aventura y la sostenibilidad se funden en una experiencia inolvidable.