De ingeniero a mariachi, y de mariachi a la cima del mundo operístico. La historia de Arturo Chacón-Cruz es una oda a la pasión y la perseverancia, un testimonio del poder transformador del arte y la importancia de seguir el llamado del corazón. Su trayectoria, marcada por un talento innato y un trabajo incansable, lo ha llevado de las serenatas en Sonora a los escenarios más prestigiosos del mundo, como la Scala de Milán y el Metropolitan Opera House de Nueva York. Este tenor mexicano, ganador de premios como el Plácido Domingo de la Ópera de Los Ángeles y la Medalla Moncayo, ha conquistado al público con su voz potente y expresiva, y su profunda entrega en cada interpretación.

Recientemente, Chacón-Cruz regresó a México para una serie de presentaciones en el Palacio de Bellas Artes, donde el público, extasiado, lo ovacionó hasta conseguir un bis de "La donna è mobile", un hecho excepcional en la historia del recinto. Este regreso triunfal es solo un preámbulo a la gran celebración de sus 25 años de carrera, una gala que tendrá lugar en el mismo Palacio de Bellas Artes el 8 de junio. Acompañado por la Orquesta y Coro del Teatro de Bellas Artes, bajo la batuta de Gaetano Lo Coco, Chacón-Cruz promete un recorrido musical que abarcará desde arias de óperas icónicas como Turandot, Carmen y Macbeth, hasta entrañables canciones de la música popular mexicana de autores como José Alfredo Jiménez y Agustín Lara.

La conexión de Arturo con el público mexicano es innegable. Su carisma, su entrega y su constante interacción –como lo demostró durante la pandemia con sus conciertos virtuales– lo han convertido en uno de los intérpretes más queridos del país. Su presencia escénica es magnética, una fusión perfecta de técnica, potencia, color y una emotividad que trasciende las notas musicales y llega directamente al alma del espectador. Chacón-Cruz no solo canta, encarna cada personaje, transmite cada emoción con una histrionismo que cautiva y conmueve.

Recordando sus inicios, el tenor describe la emoción desbordante de su debut, una sensación comparable a ganarse la lotería. Desde entonces, el camino ha sido un aprendizaje constante, una evolución marcada por el esfuerzo y la disciplina. Si bien los nervios iniciales han dado paso a la seguridad de la experiencia, la pasión y el respeto por la música permanecen intactos. “Ahora sé cómo hacerle al toro”, afirma, refiriéndose a la madurez artística que le permite abordar cada presentación con la confianza y la precisión de un maestro.

El cambio de barítono a tenor, un momento crucial en su carrera, fue impulsado por el consejo del legendario Plácido Domingo, quien previó en él un futuro sin límites. Esta transición, aunque desafiante, demostró la tenacidad y la capacidad de adaptación de Chacón-Cruz. El tenor es consciente de las exigencias de su profesión, la disciplina rigurosa de un atleta vocal que debe cuidar su instrumento con esmero. "Cuando el talento se acaba, tienes que tener técnica", una máxima que guía su constante búsqueda de la excelencia.

La vida de un artista de talla internacional implica sacrificios, renuncias personales en pos de un compromiso mayor con el arte y con el público. Chacón-Cruz lo sabe bien, y asume esa responsabilidad con la humildad y la dedicación que lo caracterizan. Para él, la ópera es conexión, es humanidad, es la posibilidad de trascender el ego individual para convertirse en un canal de emociones universales. Su objetivo no es el lucimiento personal, sino la conexión profunda con el espectador, la capacidad de transmitir la esencia misma del personaje y la historia que interpreta.

Con una trayectoria impecable que lo ha llevado a los escenarios más importantes del mundo, Arturo Chacón-Cruz se consolida como una de las figuras más destacadas de la ópera contemporánea. Su versatilidad, su carisma y su entrega lo han convertido en un referente para las nuevas generaciones de cantantes. Celebremos, pues, el talento y la pasión de este gran artista mexicano, un tenor que ha conquistado el mundo con su voz y su corazón.