Imaginen un diluvio, una cascada celestial descargando sobre la Ciudad de México. No es una exageración, la noche del 2 de junio de 2025 fue testigo de un fenómeno meteorológico impresionante: 10,200,000,000 litros de agua, ¡diez mil doscientos millones de litros! Una cantidad difícil de visualizar, ¿verdad? Para ponerlo en perspectiva, pensemos en el consumo diario de agua de cada habitante de esta inmensa urbe. En 2021, cada persona consumía en promedio 366 litros al día. Multiplicado por los más de 9 millones de capitalinos, obtenemos la asombrosa cifra de 3,370,839,504 litros de agua consumidos diariamente. Ahora bien, si dividimos los 10,200,000,000 de litros caídos por el consumo diario, descubrimos que esta lluvia monumental habría abastecido a toda la ciudad ¡por tres días completos!

Claro, este cálculo es una aproximación. El consumo de agua fluctúa día a día, dependiendo de las necesidades de cada persona, las actividades que realizan, incluso del clima. Pero este ejercicio nos permite dimensionar la magnitud del aguacero que azotó la capital. Para entenderlo aún mejor, la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, lo comparó con el volumen de la presa Madín, una de las principales fuentes de abastecimiento de la ciudad. ¡Imaginen toda esa agua concentrada en una sola noche!

Semejante precipitación, 73 milímetros según los registros oficiales, puso a prueba la infraestructura de la ciudad. Afortunadamente, el Plan “Tlaloque”, el protocolo de emergencias por lluvias, se activó con eficiencia. El Secretario de Gestión Integral del Agua, Mario Esparza Hernández, destacó que a pesar de la intensidad del fenómeno, el número de reportes graves se mantuvo por debajo de los 100, una cifra significativamente menor a las 200 inundaciones registradas en 2017, durante una lluvia de magnitud similar. Esto demuestra la mejora en la capacidad de respuesta de la ciudad ante estos eventos.

Las alcaldías más afectadas fueron trece de las dieciséis que conforman la Ciudad de México, desde Azcapotzalco hasta Xochimilco, experimentando precipitaciones de hasta 70 milímetros. La coordinación entre las diferentes dependencias del gobierno capitalino, el Heroico Cuerpo de Bomberos y la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil, fue crucial para atender los 143 encharcamientos reportados. Incluso se activó el protocolo metropolitano, involucrando al Estado de México e Hidalgo, en una muestra de colaboración interinstitucional para el manejo de la contingencia.

A pesar de la magnitud del evento, las autoridades reportaron que no hubo viviendas afectadas ni daños mayores en inmuebles, aunque las revisiones continúan, especialmente en zonas vulnerables como Topilejo, en la alcaldía Tlalpan. Este evento nos recuerda la fuerza de la naturaleza y la importancia de estar preparados. La eficiente respuesta de las autoridades y la coordinación entre las diferentes instancias de gobierno son un ejemplo de cómo la planificación y la prevención pueden mitigar los efectos de estos fenómenos meteorológicos. La lluvia, fuente de vida, puede convertirse en un desafío, pero con la preparación adecuada, podemos asegurar que la ciudad siga funcionando, incluso bajo el diluvio.