El lunes empieza y con él, una cascada de realidades que desdibujan la imagen idílica de la familia “perfecta” que durante tanto tiempo dominó el panorama laboral. La compañera que necesita flexibilizar su horario para acompañar a su padre al médico, el colega que debe salir antes para cuidar de su sobrino ante la imposibilidad de su hermana, la consulta sobre el uso de beneficios de bienestar para apoyar la salud mental de una pareja… Situaciones cotidianas, palpables, que nos interpelan directamente sobre la pertinencia de nuestros modelos de beneficios laborales. ¿Reflejan realmente la diversidad y complejidad de las familias que conforman nuestra fuerza laboral?

Mayo, mes de la Familia, y junio, con el Día del Padre, nos brindan la oportunidad perfecta para reflexionar sobre esta cuestión crucial. ¿Hemos actualizado nuestra comprensión de lo que significa "familia" en el siglo XXI? ¿Están nuestros beneficios a la altura de esta nueva realidad, o seguimos anclados en esquemas obsoletos, diseñados para una estructura familiar nuclear que ya no representa la totalidad, ni siquiera la mayoría, de los casos?

Los vales de despensa, el seguro médico tradicional, la guardería y los –en ocasiones– extendidos días de maternidad o paternidad, fueron concebidos para un modelo de familia específico: padre, madre e hijos. Sin embargo, las estadísticas del INEGI y la ENOE nos muestran una fotografía mucho más diversa: cerca del 29% de los hogares mexicanos no encajan en este molde. Hogares unipersonales, monoparentales, homoparentales, reconstituidas, multigeneracionales, familias que integran el cuidado de adultos mayores, hermanos o personas con discapacidad… Esta pluralidad no es una anomalía, es el reflejo de nuestra sociedad, una sociedad que se transforma y que exige ser reconocida en toda su complejidad.

Mantener esquemas de beneficios rígidos, inflexibles, que no contemplan esta riqueza de configuraciones familiares, es un error estratégico. No se trata simplemente de ofrecer más, sino de ofrecer mejor. Beneficios modulares, personalizables, que se adapten a las necesidades individuales de cada colaborador, a su contexto específico. Desde la flexibilidad horaria para el cuidado de familiares, hasta el apoyo para la formación continua o la construcción de familias a través de la adopción o la reproducción asistida.

La empatía se traduce en acciones concretas. Nuestros colaboradores no buscan solo palabras de aliento o una comprensión superficial, sino coherencia entre el discurso y la práctica. Ofrecer beneficios que contemplen la diversidad familiar es una forma poderosa de decir "te veo", "te entiendo", "te acompaño en tu realidad". Es construir un vínculo de confianza, un sentido de pertenencia que va mucho más allá de la mera transacción laboral.

Ignorar estas nuevas realidades no solo nos hace perder talento valioso, sino que nos empobrece como organización y como sociedad. Negar la diversidad familiar es negar la realidad de las personas que contribuyen día a día a nuestros resultados. Construir políticas desde la ceguera, desde la negación, es una estrategia insostenible a largo plazo.

En este mes del Día del Padre, ampliemos nuestra mirada. Pensemos en todas las formas de ejercer la paternidad, en quienes cuidan, en quienes construyen familias más allá de las etiquetas tradicionales. Recordemos que la fidelización comienza por comprender que cada colaborador trae consigo una historia única. Diseñar beneficios que abracen esa historia es liderar con humanidad, es construir un futuro laboral más justo, inclusivo y sostenible para todos.

Estrella Vázquez, CEO de Time2Grow.

Emprendedora serial, consultora especializada en gestión de talento y capital humano, fundadora y directora general de Time2Grow, una alianza de servicios integrales conformada por las empresas mexicanas Factor RH, Time2Business (T2B) y Skills2Work (S2W).