La tarde del 2 de junio, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, se vio azotada por un intenso aguacero que dejó una estela de caos y daños a su paso. Imaginen la fuerza de la naturaleza descargando su furia sobre la ciudad, árboles gigantescos, de décadas de antigüedad, sucumbiendo ante la implacable tormenta. Treinta de estos colosos se desplomaron, obstruyendo calles y avenidas, convirtiendo el paisaje urbano en un escenario de ramas y follaje esparcido. Siete vehículos quedaron atrapados en zonas de riesgo, sus conductores sorprendidos por la repentina crecida de las corrientes de agua, una angustiosa espera hasta ser rescatados por los equipos de emergencia.

El Secretario de Protección Civil, Eder Mancilla, con semblante serio y voz preocupada, informó a la población sobre los estragos causados por la inclemente lluvia. Tres techos de lámina, el frágil escudo de humildes viviendas, cedieron ante la fuerza del viento y el agua, dejando a sus habitantes expuestos a la intemperie. Cinco casas quedaron inundadas, los muebles flotando a la deriva, un triste reflejo de la vulnerabilidad ante la furia de la naturaleza.

Pero este no es un evento aislado. La Secretaría de Protección Civil ha emitido una alerta a la población chiapaneca, advirtiendo sobre la llegada de la Onda Tropical 2, un fenómeno meteorológico que promete intensificar las lluvias en la región. Imaginen un manto de agua cubriendo el cielo, descargando su contenido sobre las regiones Soconusco, Mezcalapa, Istmo-Costa y Sierra Mariscal. Las autoridades instan a la población a tomar medidas de autoprotección, a no exponerse a las inclemencias del tiempo, a estar preparados para lo que se avecina.

Desde el 1 de junio, el Centro de Monitoreo de Control de Riesgos ha mantenido una vigilancia constante sobre la evolución de la Onda Tropical 2, monitoreando su trayectoria y su potencial destructivo. Los protocolos de atención a la población se encuentran activos, listos para responder ante cualquier eventualidad. Se recomienda a la población mantenerse informada a través de los canales oficiales, seguir las indicaciones de las autoridades y estar preparados para cualquier eventualidad.

Las lluvias en Chiapas son una constante, una parte inherente a su clima tropical. Sin embargo, la intensidad de este último episodio nos recuerda la importancia de la prevención, de la preparación ante los embates de la naturaleza. Es un llamado a la solidaridad, a la unidad como comunidad para enfrentar los desafíos que nos presenta el clima. La naturaleza nos recuerda su poder, y nosotros debemos responder con responsabilidad y prudencia. Mantengámonos alerta, mantengámonos unidos, y juntos superaremos esta contingencia.