El agua, fuente de vida, se convierte en protagonista indiscutible estos meses. Las recientes lluvias en la Ciudad de México y el Estado de México, con sus encharcamientos, inundaciones y caída de árboles, nos recuerdan la fuerza de la naturaleza y la importancia de estar preparados. Si bien la sequía que azota al país nos hace agradecer la llegada de las precipitaciones, la falta de infraestructura adecuada en muchas entidades convierte la bendición en un desafío. La pregunta que resuena en la mente de muchos es: ¿cuándo cesará la lluvia?

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ha anunciado el inicio oficial de la temporada de lluvias a finales de mayo, coincidiendo con el arranque de la temporada de huracanes en el Pacífico. Prepárense, porque este baile de agua y viento se extenderá hasta el 30 de noviembre. Aunque las lluvias pueden sorprendernos en cualquier momento del año, es entre junio y octubre, en pleno apogeo del calor, cuando despliegan toda su intensidad.

Junio ha llegado con fuerza, descargando su energía en forma de lluvias torrenciales. Sin embargo, el SMN prevé que julio, agosto y septiembre serán los meses con mayor volumen de precipitaciones. Es crucial, por tanto, tomar precauciones, especialmente en zonas vulnerables a deslaves. El pronóstico de 36 sistemas ciclónicos para 2025, muchos de los cuales impactarán en las costas del Pacífico y el Atlántico, refuerza la necesidad de estar alerta.

Recordemos que estos pronósticos son susceptibles a variaciones. La naturaleza, caprichosa e impredecible, puede modificar sus planes en función de fenómenos climáticos como El Niño y La Niña. Estos eventos, al alterar la temperatura superficial de los océanos, influyen directamente en la evaporación, la formación de nubes y, en última instancia, en la intensidad y duración de las lluvias.

Un océano más cálido implica mayor evaporación y, por ende, mayor humedad en el ambiente. Esta humedad, como el lienzo de un pintor, se convierte en la materia prima para la formación de nubes, preludio de las lluvias. Es un ciclo complejo y fascinante, un recordatorio constante de la interconexión de los elementos en nuestro planeta.

Ante este panorama, la información se convierte en nuestra mejor aliada. Manténganse al tanto de los comunicados del SMN y de las autoridades locales. Conocer las medidas de seguridad y los protocolos de actuación ante inundaciones y deslaves puede marcar la diferencia. La prevención es la clave para minimizar los riesgos y afrontar con serenidad la temporada de lluvias. No olvidemos que el agua, aunque a veces desafiante, es esencial para la vida. Aprendamos a convivir con ella, respetando su fuerza y aprovechando sus beneficios.