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3 de junio de 2025 a las 10:29

Abuelita rescatada tras caída en Ignacio Zaragoza

En medio del caos y la inclemencia del temporal que azotó la Ciudad de México la noche del 2 de julio, una conmovedora escena de solidaridad y servicio se dibujó en la inundada Calzada Ignacio Zaragoza. Una adulta mayor, cuya identidad se mantiene en reserva, sufrió una aparatosa caída en un hoyo oculto bajo las aguas, una trampa invisible tendida por la intensa lluvia. La densa capa de agua imposibilitaba distinguir cualquier irregularidad en el pavimento, convirtiendo la transitada calzada en un riesgo latente para los transeúntes.

Ante la emergencia, cuatro policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC), desplegados en la zona para auxiliar a la población afectada por las inundaciones, reaccionaron con prontitud y valentía. Sin dudarlo, se adentraron en las aguas, sorteando las dificultades del terreno inundado, para rescatar a la mujer. Con un esfuerzo conjunto, la cargaron entre los cuatro, abriéndose paso con determinación a través de la corriente, una imagen que captura la esencia del deber y la compasión en medio de la adversidad.

Una vez a salvo, solicitaron de inmediato la asistencia de paramédicos. Tras una primera valoración, los especialistas diagnosticaron una fractura en la pierna de la víctima, una consecuencia lamentable del percance. La mujer fue trasladada a un centro médico para recibir la atención necesaria, mientras que los policías continuaron con su labor, vigilantes y prestos a auxiliar a otros ciudadanos en apuros.

La noche del 2 de julio quedará grabada en la memoria de la ciudad no solo por las intensas precipitaciones y las consiguientes inundaciones, sino también por las impactantes imágenes que dejó a su paso. En la misma Calzada Ignacio Zaragoza, otra escena, esta vez curiosa y un tanto desesperada, se desarrollaba en paralelo al rescate de la adulta mayor. Decenas de personas, en un intento por protegerse de la lluvia incesante, se aferraban a las rejas perimetrales del Metro. Una imagen que refleja la precariedad y la necesidad de buscar refugio ante la fuerza de la naturaleza.

Sin embargo, esta práctica, por más comprensible que parezca en el contexto, representa un grave peligro. Las autoridades capitalinas emitieron una alerta, instando a la población a evitar este tipo de acciones, ya que el riesgo de sufrir lesiones severas por una caída es considerable. El llamado a la prudencia y a la responsabilidad ciudadana se hizo eco en medio del clamor de la tormenta.

Mientras tanto, las labores de drenaje y limpieza continúan en la Calzada Ignacio Zaragoza y en otras zonas afectadas de la capital. Cientos de trabajadores de diversas dependencias se afanan por restablecer la normalidad en la ciudad, una tarea ardua que se extiende a lo largo de la noche y que pone de manifiesto la resiliencia y el espíritu de colaboración que caracteriza a los habitantes de la Ciudad de México. La lluvia cesó, pero las huellas del temporal persisten, un recordatorio de la importancia de la prevención y de la solidaridad ante las eventualidades.

Fuente: El Heraldo de México