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3 de junio de 2025 a las 06:45

Abuela "revive": ¿Negligencia médica?

La tranquilidad de una ceremonia fúnebre en un pequeño pueblo a 75 kilómetros de Pilsen, República Checa, se transformó en un torbellino de incredulidad y asombro el pasado viernes 30 de mayo. Una mujer de 88 años, a quien todos daban por fallecida, despertó dentro de su propio ataúd, justo cuando la estaban a punto de introducir en él. Imaginen la escena: el silencio solemne, las flores, los rostros compungidos de familiares y amigos… y de repente, un movimiento. Un parpadeo. La anciana, a quien momentos antes se le daba el último adiós, abría los ojos, volviendo a la vida en el escenario más inesperado.

Este suceso, digno de una película de suspenso, ha generado una ola de preguntas y ha puesto en el ojo del huracán a la funeraria encargada del servicio. Según los informes, la empresa recibió el cuerpo de la mujer tras una llamada de su pareja, quien, alarmado por su falta de respuesta, había contactado a los servicios de emergencia. Aparentemente, la trabajadora de la funeraria encargada de certificar la defunción no realizó un examen exhaustivo, dando por hecho el fallecimiento y activando el protocolo funerario. Un error con consecuencias, por fortuna, no trágicas, pero sí profundamente impactantes.

Los empleados de la funeraria, al percatarse del movimiento y los signos vitales de la mujer, experimentaron una mezcla de asombro y alivio. Inmediatamente, la anciana fue trasladada a un hospital para una evaluación médica completa. Para sorpresa de todos, los médicos determinaron que se encontraba en un excelente estado de salud, considerando su edad. Los síntomas que habían llevado a su pareja a pensar lo peor, al parecer, eran propios de su edad y de algunas dolencias comunes.

Este incidente, sin embargo, ha dejado profundas consecuencias. La empleada que certificó erróneamente la muerte ha sido despedida y ahora enfrenta una demanda por negligencia. La legislación checa contempla penas de hasta 3 años de prisión para este tipo de casos, según ha informado un portavoz de la policía involucrado en la investigación. Este suceso, más allá de lo anecdótico, plantea interrogantes sobre los protocolos seguidos por las funerarias y la importancia de una rigurosa verificación del fallecimiento antes de iniciar los procedimientos funerarios.

La familia, por su parte, ha pasado del dolor de la pérdida a la alegría del reencuentro, aunque seguramente con un cierto grado de indignación y preocupación por la negligencia cometida. Este caso, que ha dado la vuelta al mundo, nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de valorar cada momento. También nos invita a reflexionar sobre la necesidad de protocolos más estrictos en el sector funerario para evitar situaciones similares en el futuro. ¿Se imaginan la angustia de la familia al creer haber perdido a su ser querido y luego descubrir que estaba viva, pero en su propio funeral? Un episodio que, sin duda, quedará grabado en la memoria de todos los involucrados y que servirá como una lección aprendida, aunque a un costo emocional considerable.

¿Qué medidas se tomarán a partir de este incidente para prevenir futuros errores? ¿Cómo se puede garantizar una correcta certificación de defunción? Estas son algunas de las preguntas que quedan en el aire tras este insólito suceso. La investigación policial arrojará luz sobre las circunstancias exactas del caso y, esperemos, contribuirá a mejorar los procedimientos en el sector funerario para evitar que una despedida se convierta en un regreso inesperado, aunque afortunadamente, con final feliz.

Fuente: El Heraldo de México