La tragedia ha golpeado a Chiclayo, dejando una herida profunda en la comunidad. Un niño de apenas un año y medio perdió la vida en un terrible accidente en el terminal de Ferreñafe, atropellado por una combi. Las nuevas imágenes que han salido a la luz, compartidas por testigos presenciales, muestran el desgarrador momento posterior al impacto, con la madre del pequeño clamando por ayuda, una escena que ha conmocionado a todo el país.

En el video, se escucha a la madre gritar con desesperación: "No está muerto, por favor, sáquenlo de ahí. Él está vivo, mi hijo está vivo". Sus súplicas desgarradoras resonaban entre la multitud que se agolpaba alrededor de la combi, impotentes ante la tragedia. Algunos intentaban calmarla, explicándole que no debían mover al niño hasta que llegaran los paramédicos, mientras otros, con la voz entrecortada, confirmaban el peor de los presagios. La madre, con el rostro bañado en lágrimas, se negaba a aceptar la realidad: "No, por favor, mi hijo no". Es una escena que nos recuerda la fragilidad de la vida y el dolor inconmensurable de una madre que pierde a su hijo.

El accidente, según las primeras investigaciones y los testimonios recogidos, ocurrió en un instante. El pequeño, persiguiendo un gato, se alejó de su madre y se acercó a la parte trasera de la combi. El conductor, sin percatarse de la presencia del niño, arrancó el vehículo en reversa, provocando el fatal desenlace. Se habla de un cúmulo de circunstancias desafortunadas, un descuido de la madre sumado a la falta de visibilidad del conductor, una combinación fatal que ha terminado con la vida de un pequeño inocente.

Las autoridades han iniciado las investigaciones correspondientes para determinar las responsabilidades en este trágico suceso. El conductor de la combi se encuentra detenido mientras se esclarecen los hechos. Queda la pregunta de si la madre también será investigada por el descuido de su hijo, una cuestión que sin duda añadirá más dolor a esta ya desgarradora situación. Más allá de las responsabilidades legales, lo que queda es el vacío inmenso de una vida truncada demasiado pronto y el dolor de una familia destrozada.

La comunidad de Chiclayo se encuentra consternada por este suceso que ha dejado una marca imborrable en la memoria colectiva. Se espera que las autoridades actúen con celeridad y transparencia para esclarecer los hechos y que se tomen las medidas necesarias para evitar que tragedias como esta vuelvan a ocurrir. Mientras tanto, el recuerdo del pequeño seguirá vivo en el corazón de quienes presenciaron el accidente y en la solidaridad de un país que se une al dolor de la familia. Este caso nos recuerda la importancia de la vigilancia constante, especialmente con los más pequeños, y la necesidad de extremar las precauciones en zonas de alto tránsito como los terminales de transporte. La vida, a veces, pende de un hilo, y un instante de descuido puede tener consecuencias irreparables.