Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Política

2 de junio de 2025 a las 09:10

Supera el Fracaso: Guía Práctica

El silencio cómplice retumba más fuerte que cualquier grito. Ayer, la democracia mexicana recibió un golpe bajo, un puñetazo traicionero disfrazado de fiesta cívica. Nos vendieron la imagen de una participación ciudadana vibrante, un ejercicio democrático sin precedentes, pero la realidad es otra, una realidad que se esconde tras el telón de la manipulación y el control. La elección del Poder Judicial se convirtió en una pantomima, una obra de teatro con un guión preescrito y un final ya definido. La 4T, en su afán insaciable de poder, orquestó una toma que deja un amargo sabor a imposición.

No se trata de una simple crítica, sino de una profunda preocupación por el futuro de nuestras instituciones. La forma en que se gestó este proceso, plagado de irregularidades desde su concepción, demuestra un desprecio absoluto por la legalidad y la transparencia. Desde la obtención —cuestionable, por decir lo menos— de la mayoría calificada para modificar la Constitución, hasta la aprobación de la reforma judicial, todo el proceso ha estado marcado por la sombra de la arbitrariedad. La "participación ciudadana" fue una mera fachada, una cortina de humo para ocultar la verdadera intención: controlar el último bastión de poder que se les resistía.

¿Y el INE? El árbitro electoral, otrora garante de la imparcialidad, se ha convertido en un espectador pasivo, un mudo testigo de la degradación del sistema democrático. Ante las evidencias irrefutables de acarreo, manipulación del voto y la presencia de candidatos con vínculos al crimen organizado, la institución permaneció impasible, limitándose a un papel decorativo. ¿Complicidad? ¿Temor? La respuesta, aunque no explícita, se intuye en el silencio cómplice de la mayoría de los consejeros.

El espectáculo de ayer fue una burla, una ofensa a la inteligencia de los ciudadanos. La ausencia de un conteo real de votos, la falta de transparencia en los resultados por casilla, la opacidad en el manejo de las boletas no utilizadas, todo apunta a un proceso viciado de origen, diseñado para legitimar un golpe al Poder Judicial.

La baja participación ciudadana es el reflejo del descontento y la desconfianza que genera este tipo de simulacros electorales. Millones de mexicanos, incluyendo a una gran parte de quienes votaron por la actual presidenta, decidieron abstenerse de participar en esta farsa. ¿Acaso no es esto un claro mensaje de rechazo a la manera en que se están conduciendo las cosas? La apatía ciudadana, lejos de ser un signo de indiferencia, es un grito silencioso de protesta.

¿Qué nos espera en el futuro? Si este es el preámbulo, el panorama es desolador. La toma del Poder Judicial es un paso más en la consolidación de un poder hegemónico, que amenaza con socavar los cimientos mismos de nuestra democracia. Es hora de despertar, de alzar la voz y exigir respeto a las instituciones y a la voluntad ciudadana. El silencio cómplice solo alimenta la impunidad y la destrucción de nuestro sistema democrático. El futuro de México está en juego.

Fuente: El Heraldo de México