Un hito democrático sin precedentes se vivió en México con la elección popular de jueces, ministros y magistrados. A pesar de las voces críticas que intentan minimizar la trascendencia de este evento, la participación ciudadana superó las expectativas, demostrando el interés y compromiso del pueblo con la construcción de un sistema judicial más justo y representativo. Cerca de 13 millones de mexicanos ejercieron su derecho al voto, una cifra que no solo valida el proceso, sino que también supera la votación obtenida por algunos partidos políticos en las elecciones pasadas. Este dato, contundente e irrefutable, desmonta los argumentos de quienes buscan deslegitimar la voluntad popular.

Es importante destacar que esta elección no solo es cuantitativamente significativa, sino también cualitativamente trascendental. La ciudadanía no solo acudió a las urnas, sino que lo hizo de manera informada y consciente, tras un proceso de reflexión y estudio sobre las propuestas y los perfiles de los candidatos. Este ejercicio de análisis y discernimiento eleva la calidad democrática del proceso y refuerza la legitimidad de los resultados. Estamos ante una ciudadanía activa y participativa, que se interesa por los asuntos públicos y que busca incidir en la configuración del Poder Judicial.

La jornada electoral se desarrolló en un ambiente de paz y tranquilidad, lo que demuestra la madurez cívica del pueblo mexicano y la solidez de nuestras instituciones democráticas. Este clima de armonía contrasta con los pronósticos agoreros que anticipaban una baja participación e incluso posibles disturbios. La realidad superó las expectativas, dejando en evidencia la fortaleza de la democracia mexicana.

La comparación con la consulta popular sobre el juicio a expresidentes, donde la participación fue del 7%, resulta ilustrativa. El hecho de que la elección judicial haya superado ampliamente esta cifra demuestra el creciente interés de la ciudadanía por participar en la toma de decisiones que afectan directamente su vida. La justicia es un asunto de todos, y la elección popular de jueces, ministros y magistrados es un paso fundamental para garantizar el acceso a la justicia para todos los mexicanos, sin importar su condición social, económica o geográfica.

El camino para lograr esta elección histórica no ha sido fácil. Desde la presentación de la iniciativa por el entonces Presidente Andrés Manuel López Obrador, se han superado diversos obstáculos y resistencias. Sin embargo, la perseverancia y el compromiso con la transformación del sistema judicial han permitido alcanzar este logro histórico. La elección de más de 2,600 cargos judiciales, tanto a nivel federal como estatal, marca un antes y un después en la historia de la justicia en México.

En los próximos días se darán a conocer los nombres de los ganadores, quienes tendrán la responsabilidad de representar la voluntad popular y de administrar justicia con imparcialidad y apego a la ley. La ciudadanía estará vigilante para asegurar que cumplan con su mandato y que contribuyan a la construcción de un México más justo y democrático. Este es un triunfo de la democracia, un triunfo del pueblo y un paso firme hacia la consolidación de un Estado de Derecho. La participación ciudadana en la elección judicial es un testimonio del poder transformador de la democracia y una muestra de la esperanza de un futuro mejor para todos.