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2 de junio de 2025 a las 04:50

Secretos revelados sobre la muerte del Profesor Jirafales

La repentina ola de nostalgia que ha despertado la bioserie "Chespirito: Sin querer queriendo" no solo nos recuerda las risas que compartimos con estos icónicos personajes, sino que también nos confronta con la realidad del paso del tiempo, y la inevitable pérdida de algunos de los actores que dieron vida a nuestra infancia. A más de 20 años del fin del proyecto, el eco de sus voces y la imagen de sus rostros aún resuenan en la memoria colectiva, y la partida de figuras como Rubén Aguirre, el entrañable Profesor Jirafales, deja una profunda huella en el mundo del espectáculo.

Más allá de la imagen pública, la serie nos invita a adentrarnos en los claroscuros de la vida privada de estos artistas, revelando detalles desconocidos para muchos, desde las rencillas y desavenencias hasta las infidelidades y los dramas personales que marcaron sus trayectorias. En el caso de Rubén Aguirre, las recientes revelaciones de su hijo Arturo sobre sus problemas de salud pintan un retrato más complejo del actor, más allá de la bonhomía del Profesor Jirafales. Sus excesos, la afición por los dulces, las carnes, el vino y los puros, dibujan a un hombre que disfrutaba de los placeres de la vida, pero que quizás, pagó un alto precio por ello.

La anécdota de las cartas de postres compartidas con Chespirito nos muestra una faceta desconocida de su relación, una complicidad que trascendía la pantalla y que se manifestaba en pequeños placeres compartidos. Sin embargo, esta indulgencia, sumada a la presunta negligencia médica que sufrió en Argentina, donde la administración de cortisona le provocó una hinchazón considerable, contribuyeron al deterioro de su salud, culminando con su fallecimiento en 2016 a causa de una neumonía.

A pesar de estos avatares, Arturo Aguirre asegura que su padre vivió como quiso, en paz consigo mismo y disfrutando de sus pasiones hasta el final. Esta declaración nos invita a reflexionar sobre la vida y el legado de Rubén Aguirre, un hombre que, más allá de su icónico personaje, tuvo una vida plena y dejó una huella imborrable en la memoria de millones de personas.

Desde sus inicios en Saltillo, Coahuila, donde obtuvo el título de ingeniero agrónomo, hasta su llegada a la Ciudad de México y su encuentro con Roberto Gómez Bolaños, la trayectoria de Rubén Aguirre es un testimonio de perseverancia y pasión por el mundo del espectáculo. Su paso por programas como "El Club de Shory", "El Ciudadano Gómez", "Chespirotadas" y "Los Supergenios de la mesa cuadrada", fue la antesala a la creación del personaje que lo inmortalizaría: el Profesor Jirafales, un símbolo de la paciencia y la bondad que trascendió generaciones.

Su vida privada, marcada por su matrimonio con Consuelo de los Reyes y la crianza de siete hijos, nos muestra la faceta más humana del actor. Su amor por la familia, sumado a sus pasiones por los toros, el cine y la literatura latinoamericana, completan el retrato de un hombre complejo y multifacético, cuyo legado va más allá de la comedia y nos invita a recordarlo con cariño y admiración. La bioserie, sin duda, abre una ventana a la intimidad de estos artistas, permitiéndonos conocerlos más allá de los personajes que dieron vida y comprender la complejidad del ser humano que se esconde tras la máscara del artista.

Fuente: El Heraldo de México