
2 de junio de 2025 a las 12:20
Santos: Políticos ignoran al pueblo
La desconexión entre las élites y la realidad cotidiana se ha convertido en un abismo cada vez más profundo. Ya no se trata simplemente de una falta de sintonía, sino de una auténtica incapacidad para comprender las necesidades, las angustias y las aspiraciones de la gente común. Boaventura Santos, con la lucidez que lo caracteriza, pone el dedo en la llaga al señalar la incapacidad de las élites intelectuales y políticas para comunicarse con la ciudadanía. Este divorcio entre la torre de marfil y la calle ha abierto la puerta a oportunistas que, con discursos simplistas y manipuladores, capitalizan el descontento popular para sus propios fines. No es casualidad que la derecha, en sus variantes más extremas, esté ganando terreno en un contexto de desilusión y falta de alternativas creíbles.
El fenómeno no es exclusivo de una región o ideología. Atraviesa el espectro político, aunque se manifiesta con mayor virulencia en la actual ola derechista que recorre Europa y América Latina. La izquierda, en su afán por aferrarse a dogmas obsoletos, ha perdido la capacidad de conectar con las nuevas realidades sociales. No supo, como señala Santos, interpretar las transformaciones del mundo, las nuevas necesidades de una sociedad en constante evolución. Se estancó en discursos gastados, incapaz de ofrecer respuestas convincentes a los desafíos del presente. Este vacío de propuestas y la falta de empatía con la ciudadanía han abonado el terreno para el auge de populismos de derecha, que se alimentan del miedo y la frustración.
En el caso específico de México, el experimento de Morena, lejos de ser un fracaso rotundo, se presenta como un camino plagado de riesgos. La amalgama de ideologías y la incorporación de figuras provenientes de la vieja política generan una preocupante falta de coherencia. A esto se suma la desconexión con las bases, la imposición de candidatos sin consultar a las comunidades, un síntoma más de la desconexión entre las élites y la realidad del país. La falta de escucha activa, la incapacidad de dialogar con las bases, se convierte en un caldo de cultivo para la desilusión y el desmoronamiento del proyecto.
A nivel global, el panorama se complejiza aún más. La geopolítica, con sus intrincados juegos de poder, ha eclipsado a las ideologías. Las redes sociales, convertidas en un arma de doble filo, amplifican la desinformación y la polarización. La democracia, como sistema de gobierno, se ve amenazada desde adentro por la manipulación y el uso de las nuevas tecnologías para fabricar consensos artificiales. La extrema derecha, experta en la destrucción y el discurso del odio, se aprovecha de estas herramientas para sembrar la discordia y erosionar la confianza en las instituciones.
La propuesta de Boaventura Santos de incorporar los saberes del Sur, de dar voz a las comunidades tradicionalmente excluidas, cobra una relevancia crucial en este contexto. La justicia cognitiva, la pluralidad de conocimientos, es esencial para construir un futuro más justo y equitativo. Solo a través del diálogo, la escucha activa y la inclusión de todas las voces podremos reconstruir el puente entre las élites y la ciudadanía, y contrarrestar el avance de las fuerzas que buscan socavar los cimientos de la democracia. El desafío es enorme, pero la urgencia de actuar es aún mayor. El futuro de nuestras sociedades depende de ello.
Fuente: El Heraldo de México