
2 de junio de 2025 a las 16:50
La bofetada de Watts a Jagger
La discreta sonrisa de Charlie Watts, inmortalizada en la reciente publicación de Mick Jagger en Instagram, nos recuerda la figura enigmática y fundamental del baterista de los Rolling Stones. Un hombre que, a pesar de su perfil bajo, irradiaba una presencia magnética. Hoy, 2 de junio, día que habría marcado su 84 cumpleaños, nos lleva a reflexionar sobre su legado musical y, por qué no, sobre algunas anécdotas que revelan la compleja dinámica dentro de una de las bandas más icónicas de la historia.
La imagen compartida por Jagger, con la simple leyenda "Thinking of you, Charlie. Happy birthday. Love, Mick", desató una ola de nostalgia entre los fans. Una fotografía que captura a Watts en su elemento, tras la batería, el instrumento que dominaba con una precisión y una elegancia únicas. Un músico que entendía el ritmo como pocos, el motor invisible que impulsaba el rugido Stone. El pilar que sostenía la energía desbordante de Jagger, el contrapunto perfecto a la explosiva guitarra de Richards.
Precisamente, la relación entre Watts y Jagger, siempre objeto de especulación, se vio marcada por un episodio que ha trascendido al ámbito de lo legendario: el día en que Charlie le propinó un puñetazo a Mick. Una anécdota que, con el paso del tiempo, parece haber adquirido un tinte casi afectuoso, una muestra de la pasión y la tensión creativa que bullía en el interior de la banda.
Existen diferentes versiones de este suceso. La relatada en el libro "Under their Thumb" de Bill German, coincide en gran medida con la que aparece en la autobiografía de Keith Richards, "Vida". Ambas nos transportan a Ámsterdam, en 1984, en un momento de incertidumbre para los Stones, debatiéndose entre la continuidad y la separación. En medio de esta tensión, una frase desafortunada de Jagger, "Nada de esto debería importarte porque tú eres sólo mi baterista", desató la furia contenida de Watts. Un puñetazo que resonó más allá de las paredes de la habitación de hotel, un puñetazo que afirmaba la dignidad y la importancia de cada miembro de la banda.
La reacción posterior de Watts, según la BBC, fue la de un hombre que, tras un arranque de ira, recupera la compostura y la perspicacia. Tras un momento de reflexión, se presentó ante Jagger, impecablemente vestido, y pronunció una frase lapidaria: "No soy tu baterista. Tú eres mi maldito cantante". Una declaración que redefinía los roles, que ponía a cada uno en su lugar, que reafirmaba la idea de un conjunto, de una entidad superior a la suma de sus partes.
La versión de Richards, por su parte, añade un toque de humor a la escena. Describe la insistencia de Jagger por localizar a su baterista a altas horas de la madrugada, ignorando las advertencias de Keith. Y cómo, minutos después, un impecable Watts, vestido de traje, irrumpía en la habitación para propinarle el famoso puñetazo.
Más allá de las diferentes versiones, la anécdota del puñetazo se ha convertido en parte del mito de los Rolling Stones. Una historia que humaniza a sus protagonistas, que nos muestra sus flaquezas y sus fortalezas, que nos recuerda que, detrás de la música, de la fama, de la leyenda, hay personas con sus conflictos y sus reconciliaciones.
Hoy, en el día que Charlie Watts habría cumplido 84 años, recordamos su discreta grandeza, su inconfundible estilo, su aporte fundamental a la historia del rock. Un músico que, con su baquetas, marcó el ritmo de una generación. Un Stone inolvidable.
Fuente: El Heraldo de México