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2 de junio de 2025 a las 04:00

Hallazgo macabro en casa de Cerati

La sombra de un misterio se cierne sobre la antigua residencia de Coghlan, un barrio porteño que alguna vez resonó con los acordes del icónico Gustavo Cerati. Un escalofriante descubrimiento ha sacudido la tranquilidad del vecindario: restos humanos ocultos entre los muros de la casa que el músico habitó entre 2001 y 2003. La noticia, como un rumor espectral, ha recorrido las calles empedradas, despertando la curiosidad y el asombro de los vecinos.

El macabro hallazgo tuvo lugar el 20 de mayo, mientras un grupo de obreros se afanaba en los preparativos para la demolición del inmueble, propiedad de la artista Marina Olmi. Al derribar un muro, se toparon con la estremecedora evidencia: huesos humanos, silenciosos testigos de un pasado aún desconocido. El silencio inicial que rodeó al descubrimiento, quizás por la incredulidad o el temor, se rompió diez días después, cuando las autoridades confirmaron la noticia e iniciaron las investigaciones pertinentes.

La casa, ubicada en un terreno cargado de historia, guarda entre sus cimientos las huellas de un pasado multifacético. Antes de ser hogar de artistas y músicos, albergó un asilo de ancianos, cuyas historias, ahora, se entrelazan con el presente de una manera inesperada y perturbadora. Aún más atrás en el tiempo, el solar fue consagrado a la espiritualidad, como sede de la iglesia de Santa María. Estas revelaciones, aportadas por los vecinos, añaden una capa adicional de complejidad al enigma, sugiriendo la posibilidad de que los restos pertenezcan a individuos fallecidos hace décadas.

La investigación, como un meticuloso arqueólogo del tiempo, se adentra en las entrañas del misterio. Cada fragmento óseo, cada objeto encontrado junto a los restos –relojes y prendas antiguas, susurros de vidas pasadas– son piezas de un rompecabezas que las autoridades intentan reconstruir. La antigüedad de los huesos, aún por determinar, será clave para desentrañar la identidad de las víctimas y las circunstancias de su muerte. ¿Quiénes eran? ¿Cómo llegaron sus restos a quedar ocultos entre los muros de esa casa? ¿Se trata de un simple accidente del pasado o de algo más siniestro?

El eco de la música de Cerati, que una vez llenó las habitaciones de la casa, ahora se mezcla con el silencio espectral de los restos humanos. La propiedad, destinada a ser demolida para dar paso a un nuevo edificio, se ha convertido en un escenario inesperado donde el pasado y el presente se confrontan. La incertidumbre se cierne sobre Coghlan, mientras la investigación continúa su curso, desvelando poco a poco los secretos que la antigua residencia guarda celosamente. ¿Lograrán las autoridades desentrañar el misterio y dar paz a las almas silenciadas entre los muros? El tiempo, implacable testigo, lo dirá.

Fuente: El Heraldo de México