La figura de Giovanni Falcone sigue resonando con fuerza en Italia, tres décadas después de su trágico asesinato. Su legado, no solo como jurista implacable contra la Cosa Nostra, sino como símbolo de la lucha contra la mafia, perdura en la memoria colectiva y en las instituciones italianas. Su lucha, junto a la de Paolo Borsellino, marcó un antes y un después en la historia de Italia, impulsando una movilización sin precedentes del Estado y la sociedad contra el crimen organizado.

El "maxiproceso", orquestado por Falcone, representó un golpe certero al corazón de la mafia, procesando y condenando a cientos de mafiosos, incluyendo a capos de la talla de Salvatore "Totó" Riina. Falcone entendió la importancia de atacar las estructuras financieras de la mafia, siguiendo la pista del dinero, y promoviendo la colaboración de "pentiti", testigos protegidos que proporcionaron información crucial para desmantelar la organización criminal. Su enfoque innovador, centrado en la mafia como una estructura empresarial criminal, y no solo en delitos individuales, demostró la posibilidad de combatir eficazmente a la Cosa Nostra.

La onda expansiva de indignación que siguió al asesinato de Falcone y Borsellino catalizó una respuesta contundente del Estado italiano. Se reforzaron las instituciones, se profesionalizaron los cuerpos policiales, y se creó una estrategia nacional integral contra el crimen organizado, con la Dirección de Investigaciones Antimafia y la Dirección Nacional Antimafia y Antiterrorismo a la cabeza. La colaboración entre estas dos entidades, con funciones diferenciadas pero complementarias –investigación y proceso penal, respectivamente– ha sido clave para los logros alcanzados.

La experiencia italiana, con sus aciertos y desafíos, ofrece lecciones valiosas para otros países que enfrentan la amenaza del crimen organizado. La profesionalización de los cuerpos policiales, independientes de los vaivenes políticos, la centralización de la estrategia antimafia, y la participación activa de la sociedad, son elementos cruciales. El ejemplo del Cuerpo de Carabineros, una policía militarizada dependiente del Ministerio de Defensa, destaca por su eficacia y podría servir de modelo para otras fuerzas de seguridad.

La cooperación internacional también es fundamental en la lucha contra el crimen organizado. La reciente visita del viceprimer ministro y canciller italiano, Antonio Tajani, a México, y sus reuniones con altas autoridades mexicanas, abren una ventana de oportunidad para el intercambio de experiencias y la colaboración en materia de seguridad y justicia. México, que enfrenta desafíos similares a los que Italia ha combatido durante décadas, puede beneficiarse del conocimiento y las estrategias desarrolladas por el país europeo.

La lucha contra la mafia es una batalla continua, que requiere perseverancia, recursos y una estrategia a largo plazo. Italia, a pesar de las pérdidas irreparables como la de Falcone y Borsellino, ha demostrado que es posible contener y debilitar significativamente a las organizaciones criminales. Su experiencia, construida sobre la base de la tragedia y la determinación, ofrece un camino a seguir para otros países que buscan construir un futuro libre del yugo de la mafia. La memoria de Giovanni Falcone, su valentía y su visión estratégica, siguen inspirando la lucha contra el crimen organizado en Italia y en el mundo.