La angustia se palpa en el aire. Cada minuto que pasa es una daga clavada en el corazón de una madre que busca desesperadamente a su hijo, Edder Alfonso Benavides Ruiz, desaparecido desde el fatídico 31 de mayo de 2025. La incertidumbre se cierne como una sombra ominosa sobre la familia, mientras las redes sociales se convierten en el altavoz de su desesperada petición de ayuda.

Victoria, Tamaulipas, fue el último lugar donde se vio a Edder, un hombre de 31 años, 1.88 metros de altura, tez blanca, complexión mediana y una sonrisa que ahora solo existe en los recuerdos. Ese día, vestía una playera con un dibujo rojo que destacaba sobre el negro deslavado de sus pantalones de mezclilla, una imagen que su madre repite una y otra vez en su mente, aferrándose a la esperanza de un reencuentro.

La Fiscalía General del Estado, tras la denuncia interpuesta por la madre, activó el protocolo de búsqueda, una carrera contrarreloj para encontrar a Edder sano y salvo. La esperanza, sin embargo, se tiñó de preocupación cuando se hallaron sus tenis cerca del río Purificación, en el municipio de Padilla. Un hallazgo que lejos de aclarar la situación, ha sembrado aún más dudas e inquietud. La familia se niega a creer que Edder haya entrado al río, aferrándose a la tenue señal de vida que representa el sonido del teléfono al marcarle, una llamada que nadie contesta, pero que alimenta la llama de la esperanza.

La búsqueda se intensifica, extendiéndose como una red que abarca cada rincón del estado. La Fiscalía Especializada en la Investigación de los Delitos de Desaparición Forzada de Personas, la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas y la propia Fiscalía General del Estado trabajan en conjunto, uniendo fuerzas y recursos en una lucha contra el tiempo. Cada pista, por mínima que sea, es analizada con meticulosidad, cada testimonio es escuchado con atención, buscando cualquier indicio que pueda conducir al paradero de Edder.

La colaboración ciudadana se vuelve crucial en estos momentos de angustia. Se ha difundido la ficha de búsqueda de Edder, con sus señas particulares: cejas arqueadas, nariz y labios medianos, pómulo ancho, alrededor de 100 kilos de peso. Un rostro que se ha multiplicado en las redes sociales, en los carteles pegados en las calles, en la mente y el corazón de quienes se han unido a la búsqueda. El número de contacto, 8346885075, se convierte en un hilo de esperanza, un canal para que cualquier información, por pequeña que parezca, pueda llegar a las autoridades y contribuir al reencuentro de Edder con su familia.

Mientras tanto, la madre de Edder continúa su incansable lucha, convirtiendo su dolor en fuerza, su angustia en perseverancia. Su voz resuena en las redes sociales, clamando por justicia, exigiendo respuestas, implorando la colaboración de todos. Una madre que no se rendirá hasta encontrar a su hijo, hasta que la incertidumbre se disipe y la esperanza se convierta en realidad. La sociedad tamaulipeca se une a su clamor, esperando que pronto se escriba el capítulo final de esta historia, un capítulo donde Edder regrese a casa sano y salvo. La espera continúa, cargada de angustia y esperanza, mientras la búsqueda sigue su curso.