
2 de junio de 2025 a las 06:15
¡Azul Campeón! Goleada histórica
La noche del miércoles quedará grabada en la memoria de la afición celeste. No solo por la contundente victoria, un apabullante 5-0 que pulverizó cualquier esperanza del Vancouver Whitecaps, sino por la sensación de redención que inundó el Estadio Olímpico Universitario. Cruz Azul, un equipo acostumbrado a rozar la gloria para luego verla escabullirse entre los dedos, esta vez la aferró con fuerza, demostrando una solidez y un hambre de triunfo que hacía tiempo no se veían. El grito de "¡Campeón!" resonó con una fuerza especial, cargado de años de frustraciones y anhelos contenidos.
Olvídense de las historias de terror, de las maldiciones y los fantasmas del pasado. Esta Máquina, dirigida por la batuta de Vicente Sánchez, escribió un nuevo capítulo, uno bañado en oro y adornado con la séptima estrella de la Concacaf Champions. Un triunfo que no solo les otorga el preciado título, sino también el boleto al Mundial de Clubes 2029, una oportunidad de medirse con los mejores del mundo y demostrar que el fútbol mexicano está listo para competir en el escenario global.
Desde el primer minuto, Cruz Azul impuso su ritmo, dominando el encuentro con una autoridad apabullante. El gol tempranero de Ignacio Rivero, al minuto 7, fue la señal de lo que se venía. Un vendaval ofensivo que desbordó por completo a la defensa canadiense. Faravelli, Bogusz y un Ángel Sepúlveda inspirado, con un doblete que lo consagró como campeón de goleo del certamen, completaron la goleada. Cada gol fue un mazazo a la moral del Vancouver, una confirmación de la superioridad cementera.
La afición, presente en el estadio y en millones de hogares a lo largo del país, vibró con cada jugada, con cada gol, con cada cántico de aliento. Los "oles" retumbaron en el Olímpico, acompañados por el grito de "¡Sepu, Sepu!", un reconocimiento al delantero que se erigió como la figura de la noche. La lluvia suave que acompañó el encuentro no logró apagar el fervor de la hinchada, que ondeó sus banderas azules con orgullo, pintando el estadio con los colores de la victoria.
Este triunfo tiene un sabor especial, un significado que va más allá del simple resultado. Es un bálsamo para las heridas del pasado, una inyección de motivación para el futuro. Un recordatorio de que Cruz Azul, a pesar de sus tropiezos, siempre tiene la capacidad de levantarse y volver a brillar. Es una victoria para los jugadores, para el cuerpo técnico, pero sobre todo, para la afición, esa fiel compañera que nunca abandonó la esperanza.
Ahora, con la séptima estrella en el pecho y el boleto al Mundial de Clubes en la mano, Cruz Azul mira hacia el futuro con renovada ilusión. El camino no será fácil, pero este triunfo les da la confianza necesaria para seguir luchando, para seguir soñando. Y quién sabe, quizás en un futuro no muy lejano, volvamos a escuchar ese grito que tanto anhela la afición celeste: "¡Olé, olé, olé, Campeón, Campeón!", esta vez en el escenario mundial.
La pregunta ahora es, ¿podrá Cruz Azul mantener este nivel y trasladar este éxito a la Liga MX? ¿Será este el inicio de una nueva era dorada para La Máquina? Solo el tiempo lo dirá, pero por ahora, la afición puede disfrutar de este momento de gloria, de este merecido título que los coloca, una vez más, en la cima del fútbol de la Concacaf.
Fuente: El Heraldo de México