La Luna de Fresa, un nombre que evoca dulzura y misticismo, nos visita en la antesala del solsticio de verano. Este fenómeno astronómico, que según el INAOE podremos apreciar en México el 11 de junio cerca de las 7:43 am, no se trata de un cambio de color en nuestro satélite, sino de una tradición ancestral. Los Algonquinos, pueblo nativo de Norteamérica, bautizaron así a la luna llena de junio por coincidir con la época de recolección de fresas, marcando un momento crucial en su calendario agrícola. Más allá de su belleza intrínseca, la Luna de Fresa se ha vinculado a rituales de prosperidad y abundancia, una conexión natural considerando su asociación con la cosecha.

Para quienes buscan un cambio en su fortuna, la Luna de Fresa ofrece una oportunidad para conectar con la energía de la abundancia. Un ritual sencillo para romper con las malas rachas financieras comienza en el hogar, nuestro refugio y espacio seguro. En un recipiente de cristal con agua hasta la mitad, se colocan limones partidos por la mitad junto con clavos de olor. Para potenciar el efecto, se pueden añadir hojas de laurel. Este elixir purificador se coloca bajo la cama, a la altura de la cabecera, durante toda la noche y se desecha al despertar. La creencia popular sugiere que este ritual limpia las energías del hogar, permitiendo tomar decisiones financieras más acertadas y atrayendo la prosperidad.

Otro ritual, igualmente accesible, se centra en la visualización de la abundancia. En un vaso con agua hasta la mitad, se depositan siete monedas, una a una, mientras se visualizan nuevos proyectos y metas, atrayendo la energía positiva hacia el futuro deseado. El vaso se deja en el centro de la mesa durante la noche y se retira por la mañana.

Es importante recordar que estos rituales no son fórmulas mágicas. La convicción y la acción son claves para manifestar la prosperidad. La Luna de Fresa puede servir como un catalizador, un recordatorio de la abundancia que nos rodea, pero el verdadero cambio proviene de la actitud proactiva y la perseverancia en la búsqueda de nuestras metas. La energía de la Luna de Fresa nos invita a sembrar nuestras intenciones, a cultivar la esperanza y a trabajar con determinación para cosechar los frutos de nuestro esfuerzo. No se trata de dejar todo en manos del destino, sino de aprovechar la energía de este ciclo lunar para impulsar nuestros propios proyectos y atraer la abundancia a nuestra vida.

Más allá de los rituales, la Luna de Fresa nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con la naturaleza y los ciclos de la vida. Observar la luna llena, en toda su majestuosidad, nos conecta con una fuerza ancestral, un ritmo universal que nos recuerda la importancia de la paciencia, la perseverancia y la gratitud. Aprovechemos esta oportunidad para conectar con nuestra intuición, escuchar la voz interior y cultivar la abundancia en todas sus formas, no solo la material, sino también la emocional, la espiritual y la social. La Luna de Fresa, con su suave luz y su simbolismo ancestral, nos ilumina el camino hacia una vida más plena y próspera.