La anticipación se palpa en el aire. El susurro del viento trae consigo no solo la brisa marina, sino también la expectativa por la posible formación de la primera tormenta tropical de la temporada en el Atlántico. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) ha puesto la mirada en una zona de baja presión que se gesta en la costa sureste de Estados Unidos, una zona propensa a la formación de estos fenómenos atmosféricos. Si esta zona de baja presión se consolida, daría lugar al ciclón Andrea, el primero de la temporada de huracanes 2025, una temporada que se extiende desde el 1 de junio hasta el 30 de noviembre, meses que mantienen en vilo a millones de personas en las zonas costeras.

Aunque por ahora la probabilidad de desarrollo ciclónico es baja, apenas un 10%, el simple hecho de su presencia nos recuerda la fuerza implacable de la naturaleza y la importancia de estar preparados. El SMN ha sido enfático: por el momento, esta zona de baja presión no representa un peligro para México. Sin embargo, la vigilancia es constante, cada boletín meteorológico se espera con atención, cada actualización se analiza con minuciosidad. La calma actual no debe ser sinónimo de descuido, sino la oportunidad para repasar los planes de emergencia y asegurar que familias y comunidades estén listas para cualquier eventualidad.

La temporada de huracanes en el Atlántico se presenta este año con pronósticos que invitan a la reflexión. La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos prevé una temporada más activa de lo normal, con una danza de entre 13 y 19 tormentas con nombre, vientos que superarán los 62 kilómetros por hora y una amenaza latente: entre seis y diez huracanes, de los cuales tres a cinco podrían alcanzar las devastadoras categorías tres, cuatro o cinco en la escala Saffir-Simpson. Estos números, fríos y estadísticos, se traducen en la posibilidad de lluvias torrenciales, inundaciones, vientos huracanados capaces de arrancar árboles de raíz y olas gigantescas que azotan las costas.

Los nombres, ya asignados, esperan su turno en esta ruleta meteorológica: Andrea, Barry, Chantal, Dexter, Erin… 21 nombres en total, una lista que se espera no se complete, pero que nos recuerda la magnitud de la temporada que se avecina. Gladys Rubio, meteoróloga del Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, ha confirmado la tendencia observada en los últimos años: temporadas de huracanes cada vez más activas, un patrón que nos obliga a replantear nuestras estrategias de prevención y mitigación.

El recuerdo de la temporada 2024 aún está fresco en la memoria. Una temporada que superó la media histórica con 18 tormentas y 11 huracanes, cinco de los cuales impactaron en Estados Unidos. La huella imborrable de Helene, el huracán más potente de ese año, persiste en las regiones del sur del país. Más de 200 vidas se perdieron en Georgia, Florida y Carolina del Norte, una tragedia que nos recuerda la importancia de la preparación, la alerta temprana y la solidaridad ante la furia de la naturaleza.

Ante este panorama, la información es nuestra mejor aliada. Manténgase informado a través de los boletines meteorológicos, siga las recomendaciones de las autoridades y prepare un plan de emergencia familiar. La prevención puede ser la diferencia entre la seguridad y el desastre. La temporada de huracanes en el Atlántico 2025 nos llama a la responsabilidad y a la preparación. No esperemos a que la tormenta esté sobre nosotros para actuar.