La discreción marcó la participación de José Artemio Zúñiga, aspirante al Juzgado de Disciplina del Poder Judicial de la Federación, en la histórica jornada electoral de este domingo. Alrededor de la 1:30 de la tarde, Zúñiga ejerció su derecho al voto en una casilla ubicada en el tranquilo fraccionamiento Colinas del Bosque, en la alcaldía Tlalpan, al sur de la Ciudad de México. Su presencia, aunque significativa dada su candidatura, estuvo envuelta en un halo de reserva. No hubo declaraciones a la prensa, ni mensajes a la ciudadanía; un simple y conciso acto cívico que contrasta con la efervescencia que suele acompañar a los comicios en México.

Este silencio, sin embargo, no ha pasado desapercibido. Muchos se preguntan qué hay detrás de esta discreta participación. ¿Es acaso una estrategia calculada? ¿Refleja la solemnidad del momento histórico que vive el Poder Judicial? ¿O simplemente se trata de la personalidad reservada del candidato? Sea cual sea la razón, lo cierto es que la figura de Zúñiga se agiganta en el imaginario colectivo, rodeada de un aura de misterio que alimenta la curiosidad y la especulación.

Recordemos que Zúñiga no es un desconocido en el ámbito judicial. Su trayectoria como juez de control en el Centro de Justicia Penal Federal del Reclusorio Norte lo ha colocado en el ojo del huracán en numerosos casos de alto impacto mediático. Su nombre ha resonado en los titulares, ligado a decisiones cruciales que han marcado el rumbo de la justicia en el país. Y es precisamente esta experiencia, labrada en las trincheras del sistema judicial, la que ha constituido el eje central de su campaña. Legalidad, firmeza y transparencia: tres pilares sobre los que Zúñiga ha construido su discurso, buscando conectar con un electorado ávido de un Poder Judicial más independiente y eficaz.

Esta elección, sin precedentes en la historia de México, representa un punto de inflexión en la democratización del país. Por primera vez, la ciudadanía tiene en sus manos el poder de elegir directamente a los jueces y magistrados que impartirán justicia a nivel federal. Un hito que, sin duda, sentará las bases para un futuro en el que la participación ciudadana sea el motor de la transformación del sistema judicial.

Sin embargo, la jornada no ha estado exenta de complicaciones. La baja afluencia a las urnas y los retrasos en la instalación de algunas casillas han empañado, en cierta medida, el entusiasmo inicial. No obstante, la ausencia de incidentes de seguridad permite albergar la esperanza de que la jornada concluya de manera pacífica y ordenada. El futuro del Poder Judicial está en juego, y la participación ciudadana, aunque tímida hasta el momento, será la clave para construir un sistema judicial más justo, transparente y cercano a las necesidades de la sociedad. La figura silenciosa de Zúñiga, en medio de esta jornada histórica, nos invita a reflexionar sobre el papel crucial que juegan los jueces en la consolidación de un Estado de Derecho.