
1 de junio de 2025 a las 22:45
Sheinbaum celebra la democracia participativa
La resonante voz de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo se alzó sobre el mar, llevando consigo un mensaje de transformación histórica. En el marco de la conmemoración del Día de la Marina Nacional, a bordo del imponente Buque ARM Juárez, la mandataria no solo rindió homenaje a la fuerza naval mexicana, sino que también proclamó el advenimiento de una nueva era en el ejercicio del poder. Con la reciente elección judicial, afirmó con vehemencia, México escribe un capítulo inédito en su historia, donde el pueblo, por primera vez, elige a la totalidad de los Poderes. Un paso trascendental que, en palabras de Sheinbaum Pardo, consolida el principio juarista, aquel que dicta que nada, ni nadie, está por encima de la ley. El verdadero Estado de Derecho, ese anhelo largamente perseguido, comienza a materializarse, un Estado donde los poderosos ya no gozarán de impunidad, donde la justicia alcanzará a todos por igual.
Esta afirmación contundente resonó en el aire, cargada de la convicción de quien lidera un proceso de cambio profundo. La presidenta, en su calidad de Comandante Suprema de las Fuerzas Armadas, rechazó categóricamente las acusaciones de autoritarismo, calificándolas de mentiras flagrantes. Con la firmeza que la caracteriza, Sheinbaum Pardo evocó las palabras de Juárez, recordando que la democracia es el destino ineludible de la humanidad y la libertad, su brazo indestructible. México, proclamó con orgullo, es un país que avanza a pasos agigantados hacia la libertad, la justicia y la democracia, impulsado por la voluntad inquebrantable de su pueblo.
En este nuevo México, el clasismo, el racismo y cualquier forma de discriminación impulsada desde el poder quedan relegados al pasado. La fraternidad, ese valor fundamental que une a los mexicanos, se erige como el nuevo estandarte. La presidenta hizo hincapié en la importancia de mirarnos a los ojos como iguales, sin desprecio, reconociendo que todos, sin excepción, compartimos los mismos derechos y la misma responsabilidad de elegir a quienes nos representan en los tres poderes. Cada voto, enfatizó, tiene el mismo peso, la misma valía, en la construcción de una verdadera democracia.
Un pasado donde las decisiones se concentraban en las manos de unos pocos ha quedado atrás. Ahora, el pueblo es el protagonista, el arquitecto de su propio destino. Este mensaje de esperanza y empoderamiento se vio contrastado por un momento de solemnidad, cuando la presidenta recordó a los cadetes América Yamilet Sánchez y Adal Jair Marcos, jóvenes promesas truncadas por la tragedia del buque Cuauhtémoc en Nueva York. Un homenaje sentido, un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de honrar la memoria de quienes nos han dejado.
La ausencia de los secretarios de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, y de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, generó especulaciones entre los presentes. Sin embargo, el foco de atención permaneció en el mensaje central de la presidenta: la consolidación de un México más justo, democrático y libre. Al término de la ceremonia, Claudia Sheinbaum Pardo emprendió su regreso a la Ciudad de México, llevando consigo el eco de sus palabras, un eco que resonará en la conciencia de todos los mexicanos. El camino hacia la transformación apenas comienza, pero el rumbo está trazado y el pueblo, al fin, tiene el timón en sus manos.
Fuente: El Heraldo de México