La figura del Almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, Secretario de Marina, se erigió como un faro de compromiso y lealtad durante la conmemoración del Día de la Marina. Sus palabras, resonando con fuerza desde el Buque ARM Juárez en la Octava Región Naval, no solo exaltaron el liderazgo de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo como Comandante Suprema de las Fuerzas Armadas, sino que también trazaron un vívido mapa de la dedicación y el esfuerzo incansable de la Armada Mexicana.

Más allá de un simple acto protocolario, la ceremonia se convirtió en una poderosa declaración de principios. El Almirante Morales Ángeles, con la firmeza que caracteriza a quienes surcan los mares, refrendó los valores que guían a cada marino mexicano: honor, deber, lealtad y patriotismo. Valores que no son meras palabras, sino la brújula que orienta sus acciones en la defensa y protección de los intereses nacionales.

Su discurso fue un testimonio elocuente del papel crucial que desempeña la Secretaría de Marina en la vida nacional. Desde la seguridad de las embarcaciones e instalaciones estratégicas hasta la protección del comercio marítimo y la defensa de la soberanía nacional en mares y costas, la Armada se presenta como un guardián incansable. Su labor, además, trasciende las fronteras del mar, extendiéndose a la protección de los recursos marinos, la preservación del medio ambiente y el combate a las actividades ilícitas, contribuyendo así a la construcción de un México más seguro y próspero.

El compromiso de la Secretaría de Marina con el desarrollo nacional se materializa en acciones concretas, alineadas con el Plan Nacional de Desarrollo. La modernización y rehabilitación de las capitanías de puerto, la consolidación del Sistema Portuario Nacional y el impulso al Corredor Interoceánico de Tehuantepec son ejemplos palpables de esta visión. Proyectos que no solo buscan fortalecer la infraestructura marítima, sino también detonar el crecimiento económico y el bienestar social de millones de familias mexicanas.

La ceremonia también fue un momento de profunda reflexión y homenaje. El recuerdo de aquellos marinos caídos en el cumplimiento de su deber conmovió a los presentes. Sus nombres, grabados en las bitácoras navales y marítimas, resonaron en cada corazón como un recordatorio del sacrificio y la entrega que exige la vocación marinera. La entrega de condecoraciones, como la Bicentenario al Mérito Especial, simbolizó el reconocimiento a la valentía y el compromiso de quienes han dedicado su vida al servicio de la nación.

El Día de la Marina, más que una celebración, se convirtió en una reafirmación del compromiso inquebrantable de la Armada Mexicana con el país. Una promesa de seguir navegando con rumbo firme hacia un futuro de progreso y bienestar para todos los mexicanos. Un futuro donde el honor, el deber, la lealtad y el patriotismo sigan siendo las estrellas que guían su camino.