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2 de junio de 2025 a las 00:10

La nieta del Chapo, ¡ahora cantante!

La joven Frida Guzmán, nieta del narcotraficante Joaquín "El Chapo" Guzmán, se abre paso en el competido mundo de la música regional mexicana, un camino plagado de desafíos, no solo por la exigencia propia de la industria, sino también por el peso de un apellido que resuena con fuerza en la historia reciente de México. En una reveladora entrevista para el programa "Siéntese Quien Pueda", Frida no solo promocionó su nuevo sencillo "Andas Contando", una colaboración con Ceci Millán que explora los ritmos del género grupero, sino que también se adentró en la complejidad de crecer bajo la sombra de un legado controvertido.

Con apenas 20 años, Frida carga sobre sus hombros la innegable influencia de su abuelo, un nombre que evoca tanto fascinación como repudio. "Claro que ha sido difícil", confiesa, "la gente te tacha de ser alguien que tú no eres". Esa etiqueta preconcebida, esa carga impuesta por un linaje que no eligió, se convierte en un obstáculo que la joven cantante debe sortear con valentía y determinación. Sin embargo, lejos de sucumbir ante la presión, Frida demuestra una madurez sorprendente, una resiliencia forjada en el crisol de la adversidad. “No tengo por qué avergonzarme de nada”, afirma con convicción, dejando claro que no permitirá que el estigma la defina.

La historia de Frida es una historia de contrastes. Nació en Culiacán, Sinaloa, en 2005, en el corazón de una tierra marcada por la cultura del narcotráfico. A la tierna edad de tres años, la tragedia golpeó a su puerta con la muerte de su padre, Edgar Guzmán, otro eslabón en la cadena de violencia que ha ensombrecido a su familia. Tras este doloroso episodio, Frida y su madre, Frida Muñoz, buscaron refugio en Estados Unidos, un nuevo comienzo en un país diferente. Allí, su madre reconstruyó su vida junto al boxeador Julio César Chávez Jr., quien asumió el rol de figura paterna para Frida, brindándole apoyo y estabilidad en un entorno complejo.

Criada entre dos mundos, entre la sombra de su abuelo y el cariño de su padrastro, Frida ha encontrado en la música un escape, una forma de expresión que le permite forjar su propia identidad. Inspirada por figuras como Jenny Rivera, la "Diva de la Banda", Frida aspira a dejar su propia huella en el panorama musical, un sueño que persigue con tenacidad y pasión. Su incursión en el género grupero con "Andas Contando" es un paso firme en esa dirección, una declaración de intenciones que la muestra decidida a conquistar su espacio en la industria.

El camino no será fácil. El apellido Guzmán continuará siendo un tema de conversación, un elemento que inevitablemente atraerá la atención de los medios y del público. Pero Frida ha demostrado que está preparada para enfrentar los desafíos, que no se dejará amilanar por los prejuicios. Su historia es un testimonio de perseverancia, una historia que nos recuerda la importancia de mirar más allá de las etiquetas y reconocer la individualidad de cada ser humano. ¿Logrará Frida Guzmán trascender la sombra de su apellido y consolidarse como una artista reconocida por su propio mérito? Solo el tiempo lo dirá. Mientras tanto, la joven cantante sigue adelante, con la mirada puesta en el futuro, con la música como su aliada y con la convicción de que su voz merece ser escuchada.

Fuente: El Heraldo de México