La presencia de la Guardia Nacional en la sesión del Consejo General del INE ha generado un debate en torno a la autonomía del organismo. Si bien la consejera presidenta, Guadalupe Taddei Zavala, calificó la presencia de la Guardia Nacional como una "cortesía", vale la pena analizar a profundidad las implicaciones de esta afirmación y las diferentes perspectivas que han surgido al respecto.

La justificación de Taddei Zavala se centra en la participación de la Guardia Nacional en la Mesa de Seguridad y Seguimiento al Proceso Electoral desde las 6 de la mañana. Esta mesa, según la consejera, tiene como objetivo garantizar la seguridad y el correcto desarrollo del proceso electoral. Sin embargo, la presencia de las fuerzas armadas en la sesión del Consejo General, un espacio de toma de decisiones crucial para la democracia, ha levantado cuestionamientos sobre la posible influencia que esta presencia podría tener en la deliberación y las decisiones del organismo.

La argumentación de la consejera presidenta se apoya en la idea de la confianza depositada en las Fuerzas Armadas para el resguardo de las boletas electorales, una práctica que, según ella, se ha llevado a cabo desde hace tiempo sin incidentes. Sin embargo, la protección de las boletas electorales es una tarea distinta a la presencia en la sesión del Consejo General. Mientras que la primera se enfoca en la seguridad física de los materiales electorales, la segunda implica una cercanía con el proceso deliberativo del INE, lo que puede generar suspicacias.

Es importante recordar que la autonomía del INE es un pilar fundamental de la democracia mexicana. Esta autonomía garantiza que las decisiones electorales se tomen libres de presiones externas, ya sean de actores políticos, económicos o de cualquier otra índole. La presencia de la Guardia Nacional, aunque se presente como una cortesía, puede ser interpretada como una forma de presión o, al menos, como una señal que puede afectar la percepción de imparcialidad del organismo.

La historia del INE, desde sus inicios como IFE, muestra una relación compleja con las Fuerzas Armadas. Si bien es cierto que las Fuerzas de Seguridad han participado en la logística y seguridad de los procesos electorales, su presencia en las sesiones del Consejo General no es una constante. Precisamente, la evolución hacia un organismo autónomo buscaba distanciar las decisiones electorales de la influencia militar.

El debate en torno a la presencia de la Guardia Nacional en la sesión del Consejo General del INE no se centra únicamente en la legalidad de la acción, sino también en la percepción que genera. La confianza en las instituciones electorales es fundamental para la legitimidad del proceso democrático. Por ello, es necesario un análisis profundo y transparente de las implicaciones de este tipo de acciones, así como un diálogo abierto que permita discutir las diferentes perspectivas y garantizar la imparcialidad y autonomía del INE. La democracia se fortalece con la participación ciudadana informada y la vigilancia constante de las instituciones.