La incertidumbre se palpa en el aire zacatecano. A pesar de los acuerdos previos y la anticipación por la jornada electoral de jueces y magistrados, la resistencia de algunos docentes ha generado un efecto dominó que pone a prueba la fluidez del proceso democrático. Trece casillas electorales, la mayoría concentradas en la capital y sus alrededores, han tenido que ser reubicadas a domicilios particulares aledaños a las escuelas originalmente designadas. Imaginen el desconcierto: llegar a la escuela donde siempre se ha votado, encontrar las puertas cerradas y una escueta indicación de un cambio de última hora.

Juan Manuel Frausto Ruedas, Consejero Presidente del Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ), ha confirmado esta situación dinámica, con un número de casillas reubicadas que ha ido fluctuando en las últimas horas. "De las 925 casillas electorales, 95 ya están instaladas. El reporte más reciente indica 13 cambios de domicilio, una cifra que ha ido en aumento. Según la información que manejamos, estos cambios se deben al paro magisterial, a la negativa de algunos docentes a permitir el acceso a los centros educativos", explicó Frausto Ruedas, dejando entrever la complejidad de la situación y la necesidad de una respuesta ágil y coordinada.

El contraste entre la planificación meticulosa de las autoridades electorales y la realidad sobre el terreno es evidente. A pesar de haber alcanzado un acuerdo con el magisterio para garantizar el desarrollo sin contratiempos de la jornada electoral, algunos docentes decidieron, a última hora, no acatar lo pactado. Esta decisión, si bien respetable en su contexto, ha generado una serie de inconvenientes para los ciudadanos que ejercen su derecho al voto.

La improvisación, inevitable en estas circunstancias, se traduce en dificultades para los votantes. La falta de señalización adecuada, la desinformación y la confusión reinante dificultan la localización de las nuevas ubicaciones de las casillas. Paola Jazo, presidenta de una de las casillas afectadas, comparte su experiencia: "Esta sección iba a estar instalada en la escuela, pero decidimos respetar el paro que tenían los maestros, entonces por ese motivo se cambió la casilla a este domicilio. Está afectando un poquito ya que el letrero que iban a poner en la mañana se puso ya tarde, no hay señalizaciones para llegar aquí". Su testimonio refleja la preocupación por garantizar la participación ciudadana a pesar de los obstáculos.

Mientras tanto, los funcionarios de casilla, con un admirable compromiso cívico, permanecen en los nuevos domicilios, a la espera de los votantes. Su paciencia y dedicación son un ejemplo del esfuerzo que se está realizando para que la jornada electoral se desarrolle con la mayor normalidad posible. La imagen de estos funcionarios, en casas particulares, improvisadas sedes de la democracia, es un reflejo de la capacidad de adaptación y la resiliencia del sistema electoral zacatecano.

A pesar de este incidente, las autoridades electorales aseguran que no se han registrado otras problemáticas mayores que pongan en riesgo la elección de jueces y magistrados en la entidad. Sin embargo, queda la interrogante sobre el impacto que esta reubicación de casillas tendrá en la participación ciudadana. ¿Cuántos votantes desistirán ante la dificultad de encontrar su casilla? ¿Se verá afectada la legitimidad del proceso? Estas son preguntas que solo el tiempo y el análisis posterior podrán responder. Por ahora, la atención se centra en garantizar que todos los ciudadanos que deseen ejercer su derecho al voto puedan hacerlo, a pesar de los imprevistos y las dificultades. La democracia, al fin y al cabo, se construye día a día, con el esfuerzo de todos.