
31 de mayo de 2025 a las 09:15
Reclamamos el Esequibo
La sombra del Libertador Simón Bolívar se agita inquieta. Su máxima, "Primero el suelo nativo, que es lo más importante. Nuestra vida no es más que la herencia de nuestro país", resuena con una ironía amarga en el contexto actual de la Guayana Esequiba. Un territorio rico, un botín geopolítico codiciado por sus inmensas reservas de petróleo, oro, cobre, diamante, hierro, bauxita y aluminio, se ha convertido en la nueva bandera de Nicolás Maduro. ¿Patriotismo o pragmatismo? ¿Defensa de la soberanía o ambición desmedida por recursos que sacien la sed de poder y riqueza?
La jugada de Maduro, orquestada con la creación de un gobernador para la Guayana Esequiba, semeja una obra de teatro absurda. Un gobernador sin territorio real, electo en una circunscripción inventada, un espejismo de poder en el desierto de la legitimidad. El municipio de Sifontes, en el corazón del Arco Minero, se convierte en el escenario de esta farsa electoral, lejos de la realidad del Esequibo, administrado por Guayana y con la presencia ya afianzada de intereses estadounidenses y británicos.
650 mil barriles diarios de petróleo. Una cifra que baila en la mente de Maduro, un dulce canto de sirena que promete aliviar las "vacas flacas" o, quizás, engordar aún más las arcas de unos pocos privilegiados. Mientras tanto, la creación de un estado, un municipio y una parroquia para este teatro político solo subraya el carácter ilusorio de la iniciativa.
La historia del Esequibo es una herida abierta en la relación entre Venezuela y Guayana. Un laudo arbitral de 1899, la frustración del Acuerdo de Ginebra en 1966, y ahora, la insistencia de Maduro, son capítulos de una disputa que se recrudece. El referéndum de diciembre de 2023 y la posterior Ley Orgánica para la Defensa de la Guayana Esequiba en 2024, son movimientos calculados en este tablero geopolítico.
Estados Unidos, a través de su representación diplomática en Guayana, ha calificado la estrategia de Maduro como una "farsa ridícula". Sin embargo, la posibilidad de que Donald Trump intervenga directamente, añade una capa de incertidumbre y peligro a la situación. ¿Estará Maduro preparado para un enfrentamiento real? ¿Sus reservas militares, muchas de ellas compuestas por personas de la tercera edad, estarán a la altura de las circunstancias?
La Guayana Esequiba, más que un territorio en disputa, se convierte en un espejo que refleja las contradicciones del poder. Un juego de intereses en el que la soberanía y el patriotismo se mezclan con la ambición y el oportunismo. El futuro del Esequibo, y de la región, permanece incierto, suspendido en un tenso equilibrio de poderes.
Fuente: El Heraldo de México