La oscuridad de la noche del 30 de mayo fue testigo de un acto de violencia que ha conmocionado a la comunidad de Monclova, Coahuila, y que ha resonado con fuerza en las redes sociales, avivando la indignación ante la persistente problemática de la violencia de género en el país. Un video, captado por una cámara de vigilancia, muestra el instante preciso en que una mujer, acompañada por un hombre, es brutalmente embestida por un vehículo que, tras el impacto, se da a la fuga. La crudeza de las imágenes ha generado una ola de repudio y exige justicia para la víctima.

El video, que se ha viralizado rápidamente bajo la etiqueta #Circula, muestra la vulnerabilidad de la víctima ante la agresión. La escena, iluminada por las luces nocturnas, congela el momento del impacto, el cuerpo de la mujer siendo proyectado por la fuerza del choque, y la cobardía del agresor que huye de la escena sin prestar auxilio. Este acto, más allá de un simple atropello, se percibe como un intento de feminicidio, un delito grave que, lamentablemente, se repite con demasiada frecuencia en nuestro país.

La información preliminar apunta a Maurilio "N" como el presunto responsable, un nombre que ahora carga con el peso de la acusación y la condena social. Aunque la Fiscalía General del Estado de Coahuila aún no ha confirmado oficialmente su identidad, la presión social y las denuncias en redes sociales exigen una investigación exhaustiva y un castigo ejemplar. El silencio de las autoridades, en estos momentos, solo alimenta la incertidumbre y la desconfianza.

Mientras la investigación sigue su curso, la víctima, una mujer de 30 años, lucha por su recuperación física y emocional. Más allá de las heridas físicas, el trauma psicológico de un ataque de esta magnitud deja cicatrices profundas. Su valentía al interponer una denuncia ante el Ministerio Público, a pesar del dolor y el miedo, es un acto de resistencia y un llamado a la justicia. Es una voz que se suma al clamor colectivo de las mujeres que exigen vivir libres de violencia.

La familia de la víctima, aunque reservada sobre los detalles del caso, ha confirmado que la relación entre la víctima y el presunto agresor era sentimental y que existían conflictos previos. Este dato, aunque no justifica la violencia, arroja luz sobre la posible motivación del ataque, reforzando la hipótesis de un intento de feminicidio.

Este caso, como tantos otros, nos obliga a reflexionar sobre la urgente necesidad de erradicar la violencia de género. No podemos permitir que las calles se conviertan en escenarios de terror para las mujeres. Exigimos justicia para la víctima de Monclova y para todas las víctimas de la violencia machista. Es necesario fortalecer las instituciones, garantizar la protección de las mujeres y promover una cultura de respeto e igualdad. El silencio nos hace cómplices. Alcemos la voz y unámonos para construir una sociedad donde las mujeres puedan vivir sin miedo.