
31 de mayo de 2025 a las 09:15
Descubre Alcatraz III
La historia de Alcatraz, la Roca, se teje con hilos de infamia y desesperanza, pero también con destellos de ingenio y resistencia. Más allá de las frías estadísticas de suicidios e intentos de fuga, se esconden dramas humanos que nos obligan a mirar más allá de las rejas y adentrarnos en la psique de quienes la habitaron. Hombres como Al Capone, el "Rey de los Gánsteres", cuya arrogancia y poderío se desvanecieron entre los muros de la prisión, consumido por la sífilis y la locura. Imaginen la escena: el otrora todopoderoso Capone, reducido a un hombre taciturno, llorando en la soledad de su celda como un niño al que le han arrebatado un juguete. ¿Qué pensamientos lo atormentaban en esos momentos de vulnerabilidad? ¿Añoraba el brillo de sus días de gloria o se arrepentía del camino que lo condujo a ese destino?
La figura de Robert Stroud, "El Hombre Pájaro de Alcatraz", añade otra capa de complejidad a la narrativa de la prisión. A pesar de su apodo, Stroud nunca crio pájaros en Alcatraz. La imagen romántica del hombre rodeado de canarios contrasta con la dura realidad de su confinamiento solitario. Su mirada a través de los barrotes, hacia la niebla gris y brumosa, nos habla de una profunda soledad, un anhelo de libertad que las aves, símbolos de la misma, solo podían evocar en su memoria. ¿Qué veía Stroud en esas aves? ¿Un reflejo de su propio deseo de escapar, una conexión con el mundo exterior que le era negado?
Las fugas, aunque pocas exitosas, alimentan la leyenda de Alcatraz. La audacia de Frank Morris y los hermanos Anglin, utilizando impermeables como flotadores, nos habla de una desesperación que sobrepasaba el miedo a lo desconocido. Su destino incierto, probablemente tragados por las frías aguas de la bahía, añade un halo de misterio a la historia. ¿Lograron alcanzar la libertad o se convirtieron en otra víctima de la Roca? La incertidumbre nos invita a especular, a imaginar posibles escenarios, a humanizar a estos hombres que desafiaron lo imposible.
Incluso las fugas fallidas, como la de John Giles con su improvisado traje militar, revelan la constante lucha por la libertad, el ingenio agudizado por la adversidad. Cada intento, cada historia, nos recuerda que incluso en el lugar más inhóspito, la esperanza, aunque tenue, se niega a extinguirse.
La frase de Frank Watherman, el último preso en abandonar Alcatraz – "Alcatraz nunca hizo ningún bien a nadie" – resume la esencia de la prisión: un lugar de castigo, de aislamiento, donde la rehabilitación era una quimera. Sus palabras resuenan como un epitafio, un recordatorio de la crueldad del sistema penitenciario y la necesidad de buscar alternativas más humanas y efectivas. Alcatraz, más que una prisión, se convierte en un símbolo, una advertencia de lo que sucede cuando la justicia se convierte en venganza y la esperanza se pierde entre los muros de la indiferencia.
Fuente: El Heraldo de México