La tranquilidad del municipio de Zimapán, Hidalgo, se vio fracturada ante la reciente clausura temporal de la minera Sago Import Export. La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) tomó esta drástica medida tras confirmar un derrame de jales que ha generado un impacto ambiental considerable, tanto dentro como fuera de las instalaciones de la empresa. Vecinos de la zona, alarmados por la situación, presentaron una serie de denuncias que impulsaron la intervención de las autoridades. El escenario que encontraron los inspectores de la Profepa fue preocupante: un derrame que se originó en la parte superior de la presa 2, también conocida como corona, y se extendió por 1.38 hectáreas, dejando a su paso un rastro de jales, lodo y agua residual.

La magnitud del incidente se vuelve aún más alarmante al considerar la proximidad de la zona habitacional “La Alberca”, la cual se ha visto directamente afectada por el derrame. Este hecho ha encendido las alertas de la Profepa, que ha identificado un riesgo inminente de desequilibrio ecológico en los ecosistemas circundantes. No solo el suelo ha sufrido las consecuencias de este evento, sino que la flora y fauna local también se encuentran en peligro debido a la presencia de materiales químicos provenientes del derrame.

La actividad minera, motor económico de Zimapán y fuente de extracción de recursos como plomo, zinc y cobre, se ve ahora empañada por la irresponsabilidad de Sago Import Export. La empresa, dedicada a la extracción y beneficio de estos materiales, ha incumplido las disposiciones federales ambientales, lo que ha derivado en la suspensión de sus operaciones. Esta medida se mantendrá vigente hasta que la empresa logre remediar el daño causado, particularmente en las presas de jales 2 y 3. La Profepa ha sido tajante: no se permitirán actividades en la zona hasta que se garantice la completa restauración del equilibrio ambiental.

Este incidente pone de manifiesto la importancia del cumplimiento de las normativas ambientales en la industria minera. La búsqueda del desarrollo económico no puede ir en detrimento del cuidado del medio ambiente y la salud de las comunidades. La clausura de Sago Import Export sirve como un llamado de atención a todas las empresas del sector, recordándoles la responsabilidad que tienen en la preservación de los recursos naturales y la protección de los ecosistemas. ¿Será este incidente suficiente para impulsar un cambio real en las prácticas de la industria minera en Zimapán? El futuro ambiental de la región depende de ello. La comunidad, ahora más consciente que nunca de la fragilidad de su entorno, exige respuestas y acciones concretas para evitar que situaciones como esta se repitan. La mirada está puesta en Sago Import Export y en las autoridades, esperando una pronta y efectiva remediación del daño causado. Mientras tanto, la incertidumbre se cierne sobre Zimapán, un municipio cuya riqueza natural está ahora en peligro.