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30 de mayo de 2025 a las 03:40
Xoxtla sin agua: Bloquean autopista
La tensión se palpa en el aire de San Miguel Xoxtla. Por segunda vez en un día, el rugir de los motores se ha silenciado, reemplazado por el crujir del fuego y el clamor de la protesta. La autopista México-Puebla, arteria vital del país, se encuentra estrangulada en ambos sentidos, un gigante de asfalto inmovilizado por la indignación de un pueblo. Las llantas, convertidas en antorchas improvisadas, pintan el paisaje con el negro del humo y el naranja de las llamas. Una valla humana, impenetrable, se levanta como un muro de contención ante el flujo incesante del tráfico. Xoxtla, un municipio que normalmente pasa desapercibido en el mapa, hoy se alza como un epicentro de la resistencia.
El motivo de esta enérgica manifestación es el agua, un recurso vital que se ha convertido en el centro de la discordia. Los habitantes acusan a las autoridades de Puebla capital de extraer agua de un pozo comunitario sin el debido consentimiento. Un acto que consideran no solo una violación a sus derechos, sino una traición a la confianza depositada en quienes deberían velar por sus intereses. La sombra de la sospecha se extiende sobre el ayuntamiento de Xoxtla, acusado de complicidad en este presunto despojo. Se habla de acuerdos secretos, de decisiones tomadas a espaldas del pueblo, alimentando la llama de la inconformidad.
El primer bloqueo, ocurrido hace apenas unas horas, se levantó tras la promesa de una asamblea pública. Un intento de diálogo que, a todas luces, resultó infructuoso. La frustración se ha adueñado de las calles, transformándose en una determinación inquebrantable. Los manifestantes aseguran que no se moverán hasta que el gobierno estatal y el ayuntamiento se sienten a la mesa del diálogo. Exigen respuestas claras, soluciones concretas, y sobre todo, respeto.
Mientras tanto, el caos vial se extiende como una mancha de aceite. Largas filas de vehículos, atrapados en la telaraña de la inmovilidad, se convierten en mudos testigos de la protesta. Los conductores, algunos resignados, otros visiblemente molestos, se enfrentan a una espera indefinida. El tiempo se detiene, el horizonte se estrecha, y la autopista, símbolo de conexión y progreso, se convierte en un escenario de incertidumbre.
La situación en Xoxtla es un reflejo de la creciente preocupación por la gestión de los recursos hídricos en el país. Un grito de alerta que pone de manifiesto la necesidad de un diálogo transparente y participativo entre las autoridades y la ciudadanía. ¿Será escuchada la voz de este pequeño municipio que ha decidido plantarse frente al gigante? ¿Logrará la presión de la protesta abrir las puertas del diálogo y encontrar una solución justa al conflicto? Solo el tiempo lo dirá. Por ahora, el fuego sigue ardiendo en Xoxtla, y el silencio de la autopista es más elocuente que cualquier palabra.
Fuente: El Heraldo de México