La expectativa crece en torno a la decisión que tomará la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) este fin de semana. Tras las declaraciones de la presidenta Claudia Sheinbaum, en las que confía en que el magisterio no interferirá con la elección de jueces, magistrados y ministros el próximo domingo, la atención se centra en las asambleas que la CNTE llevará a cabo. La jefa del ejecutivo federal, desde Palacio Nacional, ha sido enfática al señalar que cualquier intento de obstaculizar o impedir la elección judicial representaría una afrenta a la libertad y al derecho del pueblo de México a decidir. Sus palabras resuenan con fuerza en un contexto político en el que la participación ciudadana se vuelve crucial para la consolidación democrática.

El cuestionamiento que planteó la presidenta Sheinbaum sobre la posible vinculación de la CNTE con grupos opositores a la elección judicial, y la posterior negación pública por parte de la Coordinadora de un posible boicot, han generado un clima de incertidumbre. La pregunta lanzada al aire por la mandataria: "¿qué tenía que ver la elección del Poder Judicial con las demandas del magisterio?", ha abierto el debate público sobre las verdaderas motivaciones detrás del plantón que mantienen en el zócalo capitalino.

Sheinbaum ha reiterado su compromiso con el diálogo y la búsqueda de soluciones. La promesa de atender las demandas magisteriales en la medida de las posibilidades reales del Gobierno Federal deja entrever la voluntad de encontrar un punto de encuentro que permita destrabar el conflicto. Sin embargo, también ha marcado límites claros al advertir sobre las limitaciones presupuestales que impiden satisfacer todas las peticiones. Esta postura de firmeza, combinada con la apertura al diálogo, perfila una estrategia de negociación que busca equilibrar las necesidades del magisterio con la responsabilidad fiscal del gobierno.

El plantón en el zócalo, que se ha convertido en el epicentro de la protesta magisterial, se suma a la complejidad del escenario. La presidenta ha expresado su deseo de que, tras las asambleas de la CNTE, se levante el plantón. Esta solicitud se interpreta como un gesto de buena voluntad que busca distender la situación y propiciar un ambiente más propicio para el diálogo y la negociación. La expectativa se centra ahora en la respuesta que dará la Coordinadora a este llamado.

Mientras tanto, la ciudadanía observa con atención el desarrollo de los acontecimientos. La elección del próximo domingo reviste una importancia fundamental para el fortalecimiento del sistema judicial. La posibilidad de que la CNTE interfiera en este proceso electoral ha generado preocupación en diversos sectores de la sociedad. En este contexto, las palabras de la presidenta Sheinbaum adquieren una relevancia especial. Su confianza en que el magisterio respetará la voluntad popular y su compromiso con la búsqueda de soluciones pacíficas inyectan una dosis de optimismo en un panorama político complejo.

La resolución que tome la CNTE en sus asambleas será determinante. No solo definirá el futuro inmediato del plantón en el zócalo, sino que también enviará un mensaje claro sobre la postura del magisterio frente al proceso electoral y su compromiso con la democracia. El tiempo apremia y la mirada del país se posa sobre la Coordinadora, a la espera de una decisión que, sin duda, marcará un hito en la relación entre el gobierno y el magisterio.