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30 de mayo de 2025 a las 09:30

Prepárate: ¡El 1 de Junio te Sorprenderá!

La jornada democrática se presentaba tranquila a las 12:30. Nada hacía prever el tumulto en las casillas, a pesar de la tediosa tarea de llenar las boletas, un ritual que fácilmente consume dos horas y media de minuciosa dedicación. Opté por el saludable ejercicio de la caminata. Cuatro kilómetros y medio no representaban un desafío insalvable para cumplir con el deber cívico, sobre todo considerando la ausencia de actividad cardiovascular el día anterior. El trayecto, sin embargo, me deparó una sorpresa. Un desfile de camiones descargaba un flujo constante de personas que, con aire expectante, preguntaban: "¿Van a pasar lista?". La escena era orquestada por individuos ataviados con chalecos distintivos del partido Morena. Fragmentos de conversaciones al vuelo revelaron su identidad: empleados del gobierno de la CDMX.

Al kilómetro y medio, la fatiga comenzó a hacerse sentir. El calor, característico de las mañanas capitalinas previas a las lluvias vespertinas, se volvía opresivo. Fue entonces cuando la divisé: la fila, serpenteante y extensa. Repartían pequeños néctares azucarados, reminiscencias de una infancia pre-neoliberal. En mi estado de agotamiento, aquel líquido representaba un oasis, el combustible necesario para afrontar la ardua tarea de elegir a 378 individuos, algunos con especializaciones tan específicas como el derecho mercantil o constitucional. "Ojalá tengan de uva", pensé con anhelo.

Al acercarme, descubrí que la generosidad no se limitaba al frutsi. Un acompañante inesperado se sumaba al festín: un sándwich del emblemático queso de puerco, otro sobreviviente de la globalización. La alegría, sin embargo, fue efímera. El requisito de identificarse como trabajador del gobierno me obligó a declinar la oferta. "Mejor voy al Oxxo", me dije, resignado.

Pero el destino tenía otros planes. El gremio magisterial, en un acto de rebeldía que recordaba la insurgencia maoísta, había tomado el Oxxo por asalto. Cristales rotos, paredes pintadas y estantes vacíos de golosinas eran el testimonio de su paso. Con el camino bloqueado, no me quedó otra opción que continuar hacia la casilla, aferrado a la idea de que participar en la farsa democrática era preferible a la imposición impune de los candidatos del régimen.

Fue en ese preciso momento que me topé con el presidente del Senado, ataviado con un chaleco de "Servidor de la Nación". "¿Qué onda, hermano? ¡Cuánto tiempo!", exclamó con familiaridad. La sorpresa me invadió, pues no recordaba haber tenido ningún trato con él. "¡Desde los tiempos de Copilco!", añadió, reforzando mi confusión. Entonces caí en la cuenta: no era el presidente del Senado, sino Nezahualcóyotl, el antiguo proveedor de cannabis del barrio, una reliquia de aquellos tiempos inocentes en los que la criminalidad aún conservaba su carácter artesanal, antes de la hegemonía de los cárteles. "¿Qué cuentas, mi Neza?", respondí, aliviado al ver que la 4T brindaba oportunidades a aquellos que lo habían perdido todo.

La realidad, sin embargo, se impuso con crudeza. A pesar de las promesas, la CNTE bloqueaba el acceso a las urnas. El argumento final lo dio un individuo con sombrero campesino y una varilla en la mano, quien exigía un aumento salarial del 100%. Derrotado, regresé a casa. Netflix fue mi único consuelo al final de una jornada electoral frustrada.

Fuente: El Heraldo de México