La sombra de la deuda pública se cierne nuevamente sobre Nayarit, revelando un panorama financiero complejo que pone a prueba la gestión del gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero. Un encuentro reciente con Antonio Martínez Dagnino, titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT), ha sacado a la luz un crédito financiero por más de 10 mil millones de pesos, contraído durante el mandato del exgobernador Ney González, actualmente prófugo de la justicia. Esta cifra, que se asemeja a una espada de Damocles sobre las finanzas estatales, se divide en 9,100 millones de pesos correspondientes a la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) y 900 millones de pesos directamente atribuibles al gobierno estatal de aquel entonces.

El gobernador Navarro Quintero no ha escatimado en señalar la irresponsabilidad financiera de administraciones pasadas, argumentando que la falta de una gestión adecuada ha lastrado las arcas públicas durante años. Desde el 2012, el actual gobierno ha emprendido una ardua tarea para saldar los adeudos heredados, logrando avances significativos hasta el 2018. La meta, según lo expresado por el propio gobernador, era liquidar la deuda histórica seis meses antes de concluir su mandato. Sin embargo, el descubrimiento de este crédito millonario, sumado a los 900 millones de pesos agregados durante la gestión del exgobernador Antonio Echevarría, representa un obstáculo considerable en el camino hacia la sanidad financiera.

La situación actual plantea interrogantes cruciales sobre el futuro de las finanzas estatales. ¿Cómo impactará este nuevo pasivo en los proyectos de desarrollo planificados por la administración de Navarro Quintero? ¿Será necesario implementar medidas de austeridad que puedan afectar la prestación de servicios públicos? La incertidumbre se cierne sobre la población nayarita, que observa con atención los próximos movimientos del gobierno.

A pesar del panorama adverso, el gobernador ha recibido el respaldo de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha reconocido los esfuerzos realizados por Nayarit para sanear sus finanzas. Este apoyo, sin duda, representa un aliciente en medio de la tormenta. Sin embargo, el camino por recorrer es largo y empinado. No solo se trata de lidiar con el crédito recientemente revelado, sino también de continuar pagando los adeudos con Banobras, que ascienden a 3,300 millones de pesos, incluyendo una importante carga de intereses.

La historia financiera de Nayarit sirve como una advertencia sobre la importancia de una gestión responsable de los recursos públicos. Las decisiones tomadas en el pasado, como la adquisición de créditos que comprometen a varias generaciones, tienen consecuencias que se extienden a lo largo del tiempo. El caso de Nayarit se convierte en un ejemplo paradigmático de cómo la falta de planificación y transparencia puede generar una pesada carga para las finanzas públicas, afectando el desarrollo y el bienestar de la población. El gobernador Navarro Quintero enfrenta ahora el desafío de encontrar soluciones que permitan a Nayarit superar este obstáculo y construir un futuro financiero más sólido. La mirada de la ciudadanía está puesta en él, esperando respuestas y acciones concretas que devuelvan la confianza en la gestión pública.