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30 de mayo de 2025 a las 09:30

México resiste la presión arancelaria

La aparente victoria contra los aranceles de Trump se desvanece rápidamente al analizar las implicaciones reales del fallo del Tribunal de Comercio Internacional. Si bien la anulación inicial de las tarifas impuestas bajo la Ley de Poderes Económicos en Caso de Emergencia Internacional (IEEPA) ofreció un respiro momentáneo y una señal de esperanza para el libre comercio, la realidad es que la batalla apenas comienza. La rápida apelación de la Casa Blanca a la Corte Suprema, donde Trump goza de una mayoría favorable, y la reinstauración temporal de los aranceles mientras se resuelve dicha apelación, nos devuelve a la casilla de salida, sumiéndonos de nuevo en la incertidumbre.

Este tira y afloja judicial no solo mantiene la presión sobre los exportadores, sino que también revela la fragilidad del sistema comercial internacional frente a las políticas proteccionistas. La IEEPA, diseñada para situaciones de emergencia nacional, fue utilizada por Trump como un arma comercial, una distorsión de su propósito original que la corte ha reconocido. Sin embargo, este revés legal no desarma al expresidente, quien aún cuenta con otras herramientas, como la Sección 232 y la Sección 301, para continuar su cruzada proteccionista. Estas secciones le permiten imponer aranceles por razones de seguridad nacional o prácticas comerciales desleales, respectivamente, ofreciendo vías alternativas para continuar con su agenda.

La verdadera preocupación no radica en los aranceles en sí, sino en la imprevisibilidad que generan. La constante amenaza de nuevas tarifas, la volatilidad de las reglas del juego y la incertidumbre sobre el futuro del comercio internacional dificultan la planificación a largo plazo para las empresas. Adaptarse a nuevas tarifas es posible, rediseñar cadenas logísticas también, pero la incertidumbre constante erosiona la confianza y frena la inversión.

Ante este panorama, México no puede permitirse el lujo de la pasividad. La resiliencia demostrada hasta ahora debe fortalecerse con acciones concretas. Es crucial intensificar los esfuerzos en diplomacia comercial, fortalecer la infraestructura aduanera y profundizar la relación estratégica con Estados Unidos. Debemos ir más allá de la simple reacción a las amenazas arancelarias y enfocarnos en destacar el valor que México aporta a las cadenas de producción regionales. La integración de las pequeñas y medianas empresas al comercio exterior se convierte en un imperativo para diversificar la economía y fortalecer el tejido productivo.

La clave está en no dejarse distraer por el ruido mediático que genera Trump. El foco debe estar en la construcción de una estrategia a largo plazo que consolide la posición de México en el escenario del comercio internacional. La batalla por un comercio abierto, cooperativo y predecible apenas comienza, y México debe estar preparado para defender sus intereses y construir un futuro próspero. No se trata solo de aranceles, se trata de la arquitectura del comercio en América del Norte, y en ese tablero, México tiene una partida crucial que jugar.

Fuente: El Heraldo de México