Adentrarse en el universo creativo de Emmanuel del Real, Meme para los amigos y el mundo, es como sumergirse en un caleidoscopio sonoro donde los géneros musicales bailan un vals sin fin. Tras 36 años tejiendo la magia sonora de Café Tacvba, Meme ha decidido dar voz a sus propias melodías, a esas composiciones que, como tesoros guardados, esperaban el momento justo para florecer. "Se estaba expresando algo en mi inconsciente", confiesa, revelando la génesis de este proyecto solista que se presenta como un viaje introspectivo y una exploración musical sin precedentes.

No fue una decisión impulsiva, sino un proceso orgánico que se nutrió del aliento de un grande: Gustavo Santaolalla. El productor, cómplice de la banda en múltiples aventuras musicales, reconoció la singularidad de las composiciones de Meme, la fuerza de su interpretación, ese sello personal que las convertía en piezas únicas. Con ese espaldarazo, Meme se lanzó a la aventura, dando a luz "Princesa" y "Tumbados", dos sencillos que anticipan la riqueza y diversidad del álbum que se avecina. Bachata, bolero, beats, hip hop, balada… un crisol de ritmos que se entrelazan con maestría, demostrando la versatilidad de un músico que no teme experimentar.

Esta fusión no es casualidad, es la herencia de un hogar donde la música respiraba en cada rincón. Su padre, Manuel Del Real, también músico, le transmitió el amor por la diversidad sonora, por la riqueza de la música latinoamericana. Además, la música se convirtió en un puente, una vía de conexión con el mundo. Para un joven Meme, al que le costaba relacionarse, la música fue la llave que abrió las puertas de la amistad, la herramienta que le permitió construir vínculos genuinos. "La música para mí es un puente", afirma con convicción, recordando cómo esta pasión le ayudó a tejer lazos y a encontrar su lugar en el mundo.

Dejar la Ingeniería Electrónica en el último semestre para dedicarse de lleno a Café Tacvba no fue una decisión fácil. La universidad representaba la seguridad, el camino trazado, mientras que la banda era la incertidumbre, la aventura. "La universidad ahí estará, pero no sé si el grupo estará siempre", pensó en aquel entonces. Hoy, con la satisfacción de una carrera musical consolidada, se permite reflexionar sobre el camino no recorrido, sobre esa plenitud que quizá habría encontrado en la ingeniería. Pero la música lo eligió, y él se entregó a ella sin reservas.

Este nuevo disco es un reflejo de esas reflexiones, una mirada introspectiva a sus 56 años de vida. Es la expresión de un hombre que se encuentra a sí mismo a través de la música, que explora sus emociones, sus experiencias, sus vivencias. "La música me estaba llevando de una manera terapéutica", confiesa, describiendo el proceso creativo como una catarsis, una liberación.

Las canciones son existenciales, románticas, un cuestionamiento sobre el amor en todas sus formas, sobre las relaciones que nos marcan, las que nos construyen y las que nos acompañan en el viaje de la vida. Un viaje que, en este 2025, le ha permitido tomarse un respiro junto a sus compañeros de Café Tacvba. Un año sabático para explorar nuevos horizontes, para nutrirse de experiencias individuales que, sin duda, enriquecerán el futuro de la banda. "Nos podemos dar el lujo de decir 'qué tal si paramos un ratito y descansamos'", reflexiona Meme, reconociendo la importancia de estas pausas, no solo para ellos como músicos, sino también para el público que los sigue.

Y mientras disfrutamos de este paréntesis, nos dejamos llevar por la energía de "Tumbados", una invitación a bailar, a disfrutar, a dejarnos llevar por el ritmo. "El baile representa energéticamente lo que es la canción", concluye Meme, invitándonos a sumergirnos en su universo musical, un universo donde la fusión de géneros y la introspección se dan la mano para crear una experiencia única e inolvidable.