En una sociedad donde las relaciones interpersonales evolucionan constantemente, la propuesta del legislador Enrique Velázquez sobre los "Matrimonios por tiempo determinado" ha generado un intenso debate. ¿Es acaso una modernización necesaria para adaptarnos a las nuevas realidades o una amenaza a la institución tradicional del matrimonio? Velázquez, quien lleva 28 años casado y afirma respetar la institución matrimonial, argumenta que esta iniciativa busca brindar un marco legal a las parejas que, por diversas razones, optan por la unión libre.

La propuesta, que adicionaría varios artículos al Código Civil del Estado de Jalisco, plantea la creación de un contrato de convivencia civil con una temporalidad preestablecida, que puede ir desde uno hasta diez años, a elección de la pareja. Este contrato funcionaría como una alternativa al matrimonio y al concubinato, reconociendo legalmente la unión y otorgando derechos y obligaciones a ambas partes.

Uno de los puntos centrales de la argumentación de Velázquez es el creciente índice de uniones libres, especialmente entre las nuevas generaciones. Este fenómeno, atribuido a cambios culturales y nuevas formas de entender las relaciones, deja a muchas parejas en una situación de vulnerabilidad legal. La propuesta de los matrimonios temporales busca precisamente brindarles un marco de seguridad jurídica, protegiendo sus derechos y facilitando la resolución de conflictos en caso de separación.

El legislador jalisciense destaca la experiencia de España, donde esta figura legal ya existe y goza de considerable aceptación, particularmente con una duración promedio de cinco años. Señala que la posibilidad de establecer un plazo para la unión simplifica los trámites de separación, evitando los largos y costosos procesos de divorcio. En caso de que la pareja decida no renovar el contrato al término del plazo acordado, la disolución se produciría de forma automática, similar a un "divorcio de facto", facilitando el proceso y reduciendo el impacto emocional y económico.

La iniciativa contempla la posibilidad de renovar el contrato al acercarse la fecha de vencimiento. Seis meses antes de que concluya el plazo, la pareja podrá manifestar su intención de renovar el acuerdo, incluso ampliando el término de convivencia, o bien, confirmar la disolución de la unión. Esta flexibilidad ofrece a las parejas la oportunidad de reevaluar su relación periódicamente y tomar decisiones con base en sus necesidades y circunstancias.

Sin embargo, la propuesta no está exenta de controversias. Muchos críticos argumentan que trivializa la institución del matrimonio, reduciéndolo a un contrato temporal y fomentando la inestabilidad en las relaciones. Se cuestiona si esta figura legal realmente protege a las parejas o, por el contrario, las expone a una mayor precariedad al no fomentar el compromiso a largo plazo. El debate está abierto, y la sociedad jalisciense se encuentra ante una propuesta que podría transformar la manera en que se conciben y se regulan las uniones de pareja. ¿Será este el futuro de las relaciones o un experimento social con consecuencias impredecibles? El tiempo lo dirá.