La madrugada del 21 de mayo de 2024, la tranquilidad del suburbio de Campbellfield, al sur de Melbourne, se vio interrumpida por un acto de violencia que, irónicamente, terminó volviéndose en contra de su perpetrador. Las cámaras de seguridad del restaurante Al Marjan captaron la secuencia completa de un intento de incendio provocado que se transformó en un accidente digno de una película de comedia negra, si no fuera por la gravedad potencial de las lesiones del sospechoso.

Imaginen la escena: un Mercedes-Benz E240 plateado, con placas clonadas, embiste la entrada principal del restaurante. De él desciende un individuo vestido completamente de negro, encapuchado, con un bidón rojo en mano. Con la frialdad de un profesional, o al menos eso pretendía, comienza a derramar un líquido acelerante por todo el suelo del local, cubriendo tanto la barra como la zona de atención al cliente. El escenario está listo, la tensión se palpa en el aire… y entonces, ¡zas! El presunto pirómano resbala con el líquido inflamable que él mismo ha esparcido, empapando sin querer su propia ropa.

Ajeno a este pequeño detalle, o quizás simplemente demasiado absorto en su plan, regresa al vehículo para iniciar el fuego. Lo que no previó es que la chispa prendiera también en la pernera de su pantalón deportivo. En cuestión de segundos, las llamas lo envuelven. La grabación muestra al hombre retorciéndose en el suelo, rodando desesperadamente sobre el pavimento húmedo en un intento frenético por apagar el fuego que lo consume. Finalmente, logra sofocar las llamas y huye del lugar en el mismo Mercedes con el que llegó, dejando tras de sí un rastro de preguntas y un restaurante con daños sorprendentemente menores.

El inspector detective Graham Banks, del Grupo de Trabajo Lunar de la Policía de Victoria, no tardó en pronunciarse sobre el incidente, haciendo hincapié en la peligrosidad de este tipo de delitos. “Este caso ilustra a la perfección la imprevisibilidad del fuego y los riesgos inherentes a los incendios provocados”, declaró. “Es altamente probable que este individuo haya sufrido quemaduras graves y requiera atención médica urgente.”

Más allá del acto en sí, el inspector Banks también aprovechó la oportunidad para señalar un problema mayor: la instrumentalización de individuos vulnerables por parte del crimen organizado. “Sabemos que, en muchos casos, los autores materiales de estos delitos son meros peones al servicio de una organización criminal. A menudo, estas personas terminan con lesiones que les cambian la vida, o incluso pierden la vida”, lamentó.

La policía de Victoria ha difundido las imágenes del incidente con la esperanza de que la colaboración ciudadana permita identificar al sospechoso, descrito como un hombre de complexión robusta, tez aceitunada y aproximadamente 1.68 metros de altura. Aunque el Mercedes-Benz ya ha sido localizado, el paradero del pirómano accidental sigue siendo un misterio. La investigación continúa, mientras la comunidad espera ansiosa el desenlace de esta historia que, a pesar de su inicio dramático, roza lo tragicómico. ¿Logrará la policía dar con él? ¿Cuáles serán las consecuencias de sus actos? Solo el tiempo lo dirá.