Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Justicia

30 de mayo de 2025 a las 06:30

Justicia para Sandra: 50 años de cárcel

La sombra de la desaparición forzada se cierne pesada sobre la Ciudad de México, dejando un rastro de dolor y preguntas sin respuesta. El caso de Sandra, cuyo cuerpo sin vida fue encontrado en la desolada carretera federal México-Puebla, en el municipio de Ixtapaluca, es un crudo recordatorio de la vulnerabilidad que enfrentamos en nuestra sociedad. La sentencia de 50 años, 4 meses y 15 días impuesta a Jorge Luis “N”, su pareja sentimental, no solo marca el fin de un proceso judicial, sino que también abre una profunda reflexión sobre las complejas dinámicas de violencia que se ocultan tras las puertas cerradas.

La reconstrucción de los hechos, llevada a cabo por los Ministerios Públicos de la Fiscalía Capitalina, dibuja un escalofriante panorama. El 30 de octubre de 2022, Sandra abandona su hogar en Milpa Alta, a bordo del vehículo de Jorge Luis “N”. Horas después, una llamada a su hijo, una promesa de encuentro en el panteón San Lorenzo que nunca se materializa, y el silencio. Un silencio que se transforma en angustia, en desesperación, en la terrible certeza de que algo anda mal.

La denuncia interpuesta por la familia ante la Fiscalía de Investigación y Persecución de los Delitos en Materia de Desaparición Forzada de Personas activa la maquinaria de la justicia. Comienza entonces una carrera contra el tiempo, una búsqueda frenética que se extiende más allá de los límites de la ciudad, hasta llegar al Estado de México. Las piezas del rompecabezas comienzan a encajar, las evidencias apuntan hacia Jorge Luis “N”, y un juez de control emite la orden de aprehensión.

La captura del acusado en Ixtapaluca, su traslado al Reclusorio Preventivo Varonil Norte, y el posterior juicio oral, son hitos en un proceso que culmina con una sentencia condenatoria. Más allá de los fríos números, de los 775 mil 725 pesos de multa y los 186 mil 848 pesos por reparación del daño moral, se encuentra el inmenso dolor de las víctimas indirectas, el vacío irremplazable dejado por la ausencia de Sandra.

Este caso nos obliga a preguntarnos: ¿Qué señales ignoramos? ¿Qué podemos hacer como sociedad para prevenir estas tragedias? La respuesta no es sencilla, pero empieza por reconocer la gravedad del problema, por romper el silencio que protege a los agresores, por construir una cultura de respeto y protección hacia las mujeres. La justicia para Sandra es un paso importante, pero la lucha contra la violencia de género es un camino largo y complejo que requiere la participación de todos. No podemos permitir que la historia de Sandra se repita. Debemos recordar su nombre, no como una víctima más, sino como un llamado a la acción, una inspiración para construir un futuro donde la vida de las mujeres sea valorada y protegida.

Fuente: El Heraldo de México