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30 de mayo de 2025 a las 09:25
Ibargüengoitia: El crítico detrás del humor
Sumérjanse en el fascinante mundo desconocido de Jorge Ibargüengoitia, no el novelista aclamado por obras como "Los relámpagos de agosto", sino el crítico teatral, cuya pluma afilada, irónica y comprometida diseccionaba la escena escénica mexicana de mediados del siglo XX. Un nuevo volumen, "El oficio del autor dramático. Crónicas teatrales y otros textos", rescata 72 piezas publicadas entre 1956 y 1973, revelando una faceta crucial, aunque a menudo ignorada, del autor. Estas crónicas, publicadas en revistas como la "Revista Mexicana de Literatura", la "Revista de la Universidad" y el suplemento "México en la Cultura", no son simples reseñas, sino un testimonio vibrante de un teatro en constante ebullición, debatiéndose entre el peso del oficialismo y la efervescencia de la experimentación.
Imaginen a Ibargüengoitia, sentado en la penumbra de un teatro, observando con ojo crítico cada gesto, cada palabra, cada movimiento en escena. Su pluma, incisiva y mordaz, no se limita a describir, sino que analiza, cuestiona, desentraña los mecanismos del teatro mexicano, revelando sus vicios y contradicciones. No se trata de un ejercicio menor, sino de una herramienta para impulsar la reflexión y el cambio, para exigir un teatro a la altura de las circunstancias.
Este Ibargüengoitia, el crítico teatral, es la clave para comprender la evolución de su estilo literario. El teatro fue su laboratorio, el crisol donde forjó su prosa precisa y su mirada irónica. En las tablas encontró el material para construir sus novelas, las historias que lo catapultaron a la fama.
La renuncia de Ibargüengoitia a la crítica teatral, a menudo atribuida a una polémica con Carlos Monsiváis, se revela ahora como un proceso más complejo. El desgaste, la frustración ante un sistema teatral resistente al cambio, la complicidad y la autocomplacencia del medio, fueron factores determinantes en su decisión.
"El oficio del autor dramático" no solo rescata la figura del crítico, sino que ilumina el tránsito de Ibargüengoitia de la dramaturgia a la narrativa. Su deseo inicial de ser autor dramático lo llevó a estudiar con Rodolfo Usigli, pero la realidad del teatro mexicano, con sus limitaciones y falta de reconocimiento para las voces críticas, lo empujó hacia la novela.
El volumen incluye material inédito, cartas personales que contextualizan su alejamiento del teatro, desmintiendo los mitos y rumores que han circulado durante años. Se nos invita a una lectura completa, a comprender la complejidad de un autor que no se conformaba con la superficie, sino que buscaba la esencia, la verdad detrás de la máscara.
En un momento en que la crítica cultural parece estar en retroceso, la figura de Ibargüengoitia cobra una relevancia singular. Su convicción de que todo escritor debe ser, ante todo, el primer crítico de su propia obra, es un llamado a la responsabilidad, a la autoexigencia, a la búsqueda constante de la excelencia. Recuperar su voz, su mirada crítica, es un acto de justicia y una invitación a reflexionar sobre el papel del arte y la cultura en nuestra sociedad.
Fuente: El Heraldo de México